La reeducación de Areana (21)
Fecha: 23/12/2018,
Categorías:
Dominación
Lesbianas
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... bien de palabras, ¿no? –dijo Lucía y pidió el rebenque que Milena le entregó gustosa. -Vos, puta de mierda, seguime. –le ordenó a Areana, que marchó sumisamente tras la chica hasta el sofá, sobre uno de cuyos apoyabrazos debió tenderse boca abajo. Lucía se ubicó a la derecha de su víctima, que presa del miedo y la ansiedad había empezado a respirar agitadamente. Sabía que la paliza iba a ser dura y que probablemente el dolor superara al goce, pero como una suerte de consuelo pensó que ella estaba para ser usada como cada cual quisiera hacerlo, ya que era sólo una esclava, mera carne de placer para los demás. Fresco estaba en su mente el recuerdo de los reglazos que horas antes le había dado la profesora Godínez, pero ésa había sido una paliza deliciosa, muy diferente, estaba segura, de la que le esperaba a manos de Lucía. Fue en ese preciso momento que el primer rebencazo le cruzó las nalgas arrancándole un gemido de dolor y sin pausa padeció el segundo golpe, que la hizo volver a gemir. -Te voy a dejar el culo rojo como un tomate, puta de mierda y cuando lo toque antes de cogerte voy a sentirlo hirviendo… -le dijo cruelmente Lucía antes de retomar la paliza. En el living se oía una música hecha de los chasquidos del rebenque en las nalgas estremecidas y cada vez más rojas de Areana, de los gritos y súplicas inútiles de la pobrecita y de las respiraciones agitadas de Lucía y las espectadoras del castigo. Areana corcoveaba con desesperación, movía sus caderas a derecha e ...
... izquierda e incluso, ante algún rebencazo especialmente fuerte se crispaba arqueándose hacia arriba para volver a caer enseguida de panza sobre el apoyabrazos ya con los ojos anegados por el llanto que desbordaba los parpados y le bañaba las mejillas. Lucía disfrutaba intensamente del suplicio al que estaba sometiendo a la odiada Areana mientras Milena se acercaba cada tanto a inspeccionar el muy maltratado culo, para evitar excesos y que la esclavita sufriera alguna herida que obligara a sacarla de circulación por algunos días. Eva, por su parte, sufría intensamente por el salvaje castigo del que su hija estaba siendo víctima, pero con un gran esfuerzo lograba contener sus deseos de intervenir sabiendo que habría sido inútil y que además le hubiera valido ser castigada también. Finalmente Milena interrumpió la tortura, cuando las pobres nalguitas lucían muy rojas y sobre ese tono se advertían algunas marcas casi moradas. -¡Basta! –dijo con firmeza sujetando el brazo derecho de Lucía y quitándole el rebenque de la mano mientras Areana sollozaba ruidosamente. -¿Me traés el consolador con arnés? –pidió Lucía a la asistente. -Claro. –contestó Milena y sonriendo marchó en busca del sex toy. Mientras tanto Lucía apoyaba ambos manos en las nalgas de Areana y al comprobar que ardían lanzaba una carcajada: -Me imagino cómo debe dolerte el culo, ¿eh, pedazo de mierda?, y ahora te va a doler por dentro también, porque te voy a reventar. –dijo mordiendo las palabras y comenzando a ...