Perversión de una embarazada fumadora
Fecha: 23/12/2018,
Categorías:
BDSM
Fetichismo
Autor: Lucyfer, Fuente: CuentoRelatos
... muy atrás tampoco. Tengo el coño habituado a esos bates de béisbol. Cualquier cosa que no sea superdotación no me llena, y menos con este charco que tengo dentro. Asentí comprensivo, levantándome para permitir que ella se colocara en posición. Aprovechó para hacerlo mirando hacia la cabecera (antes había estado transversal a ésta), permitiéndome así arrodillarme tras ella sobre la cama y estar más cómo que antes, inclinado sobre su cuerpo desde fuera. También se colocó el almohadón de bajo el vientre. -Vamos… de un solo golpe. ¡Reviéntame el culo! Quiero que me lo dejes como un bebedero de patos, dolorido para una semana. ¡Me sacaba de quicio! Pura enervación. De un único empellón, le di lo que pedía metiéndosela hasta el fondo. Ella respondió con un alarido de dolor que seguro debió despertar a los vecinos, pero no pidió piedad. Al contrario, siguió incitándome y provocándome para que le diera más duro. -¡¡¡MÁS!!!... ¡¡¡MÁS!!!... ¡¡¡MÁS!!!... Estaba a punto de perder definitivamente el control. ¿Qué coño era lo que quería? ¿Realmente no tenía límite? -¡Dame más fuerte, cabrón! ¿Es que no puedes más? Tú no eres un hombre, eres una mierda. ¡¡MARICÓN!! Le daba cada vez más fuerte, provocando que de vez en cuando su cabeza se estampase contra la cabecera de mimbre, pero seguía sin ser suficiente para ella. Verdaderamente tenía miedo de llegar a provocarle un aborto de seguir arreciando en mis acometidas. En una de éstas, sus brazos vinieron a fallar haciéndole perder el ...
... control, y cayó de bruces dando con su cara en la cabecera y provocando que cayéramos sobre su vientre colocado sobre la almohada, soportando éste el peso de los dos. -¡¿Estás bien?! –me alarmé. -¡Calla y sigue! –me cortó haciendo fuerza con sus brazos hacia arriba para forzarme a recuperar la posición perdida con la caída. -¡Vamos, vamos…! ¡¿Estaba loca?! ¿Era una demente con quien había ido a dar? -¡¡Vamos!! –volvió a apremiarme. No es tu hijo –intuía perfectamente mis dudas y temores-. No te importa lo que pueda ocurrirle. No era solo eso. ¿Qué había de ella? Se supone que una mujer embarazada resulta muy vulnerable. También podría dañarla a ella, incluso matarla, ¿no? -¡Vamos! ¡Definitivamente decidí mandarlo todo a la mierda! Que fuera lo que Dios quisiera. Comencé a embestirla con empellones realmente brutales, mucho más violento que lo que había estado haciendo hasta ese momento. Se supone que una mujer en su estado sabe hasta dónde puede llegar. Quizá las creemos erróneamente más frágiles de lo que realmente resultan. Quise agarrarme a eso. -¡¡¡SÍ!!!... ¡¡¡SÍ!!!... ¡¡¡ASÍ!!! ¡¡Sácame al bastardo por la boca!! Ya era pura ira y rabia lo que me provocaba. Realmente la embestía con toda la fuerza de que era capaz y el deseo perverso de provocarle un aborto espontáneo. -¡¡¡ASÍ!!!... ¡¡¡ASÍ!!!... ¡¡¡MÁS!!!... ¡¡¡MÁS!!!... Ya te he dicho que no sé qué hacer con este mierda que llevo en la barriga. ¡¡Dame con todas tus fuerzas!! Me importa una mierda perderlo. Fue fantástico. Nunca ...