Confesión de un infiel
Fecha: 18/10/2017,
Categorías:
Infidelidad
Hetero
Autor: AMorboso, Fuente: CuentoRelatos
... agua del grifo de un lavabo que había en la misma habitación y lavarme bien los genitales. No sé para qué, porque cuando me hizo subirme encima de ella y metérsela, estaba llena de la lefa de los otros. Me dio un asco tremendo, pero pudo más mi excitación y se la metí hasta chocar con su tripa, la saqué, la volví a meter y me corrí. No sé si fue por ser el último o porque le habían dicho que era la primera vez, pero me mandó lavarme de nuevo y me hizo una mamada, en la que duré un poco más, pero me corrí enseguida. No volví más. Ganaba dinero y me podía permitir el pagar buenas putas, así que empecé a ir a casas de más prestigio, con mujeres más jóvenes y exuberantes. La segunda vez, me fui a una de las casas que en el boca a oreja decían que era de las mejores. Cuando entré, coincidí con uno de esos escasos momentos en el que no había ningún otro cliente. Me pasaron a un amplio salón, donde se encontraban las prostitutas en distinto grado de desnudez. Todas me rodearon intentando conseguir llevarme a su cama. Constantemente me decían cosas y hacían preguntas e insinuaciones. Una se buscaba algo en una teta, aprovechando para frotarse el pezón, otra desplazaba su braguita con una mano para recorrer su raja con un dedo y llevárselo a la boca después… En fin, todas buscaban provocarme para que me fuera con ellas. Empezaron comentando que era la primera vez que me veían por allí, y preguntaron si iba a otras casas. Yo contesté sinceramente, que hacía unos meses que fui a una ...
... del pueblo, contando mi experiencia y que esa era la segunda vez. También preguntaron por lo que más me gustaba, si había comido algún coño, etc. A lo que casi no sabía qué responder. En un momento dado, una de las prostitutas dijo: -Chicas, -exclamó- ¡si tenemos aquí a un hombre casi virgen! ¡Anda guapo, ven conmigo que te voy a terminar de desvirgar! Y me tomó de la mano para llevarme a la habitación, ante algunos gestos de enfado de las demás. En ella, se quitó el camisoncito transparente que llevaba, mostrando ya claramente unos pechos tiesos y puntiagudos y un coño totalmente depilado, cosa que no era habitual. Seguidamente, procedió a desnudarme a mí, sin que tuviese que hacer nada. Luego me tomó de la polla, que estaba ya dura y tiesa como un bastón de acero, me llevó a un baño contiguo a la habitación, me hizo sentar en el bidé y procedió a lavarme y enjabonármela bien. Me corrí antes de que me aclarase el jabón. -Sí que eres rápido, muchacho. Pero vamos a la cama, que te enseñaré algunas cosas. Se colocó entre mis piernas y la metió en su boca. Acariciaba con la lengua mi glande y con la mano, mis huevos, consiguiendo rápidamente una erección, bloqueando mi inminente orgasmo con una presión sobre la base y rozando la punta con sus dientes. Eso me distraía y molestaba, bajando en parte mi erección y volviendo ella de nuevo a chuparla hasta conseguir que alcanzase todo su esplendor y así repetir varias veces la operación. Cuando aguantaba un poco más, continuó haciéndome ...