De rodillas en el baño de la Universidad
Fecha: 27/12/2018,
Categorías:
Bisexuales
Autor: Mikav, Fuente: CuentoRelatos
Había acabado la carrera el año anterior y ahora me disponía a hacer un máster que me diera alguna entrada a la posibilidad de conseguir algún trabajo. Siguiendo un poco el sentido común, decidí hacerlo sobre algo que ya había estudiado y continuar especializándome en lo mío. Algo que, en mi opinión, aparte de sentido común, era algo lógico. La sorpresa fue mayúscula cuando, después de matricularme, me enteré que íbamos a ser, a lo sumo, cinco alumnos por clase. Casi todos habían decidido dejar de estudiar e ir a buscar trabajo fácil, algo que con las condiciones actuales significaba poco sueldo, poca estabilidad laboral y un largo etcétera de malas noticias. Empecé con ilusión el máster. A fin de cuentas, la literatura era mi pasión, lo que había estudiado y de lo que quería trabajar. Lo bueno de tener poca gente por clase es que todo era más particular, más personal. Se veía un poco el temario que al alumno más le interesara y se estaba más relajado que tal vez en una clase a rebosar de gente donde se debía ceñirse a lo que mandaba la asignatura. Pero no todo era tan bueno. Por un lado, el horario, acabando casi siempre a las nueve de la noche. Por otro, el edificio donde nos había tocado, el más antiguo del campus, un tanto alejado del mogollón, al lado del campo de futbol y del gimnasio. Tener a los deportistas al lado no era malo. Lo malo es que no había casi nadie más dentro. Debido a su “edad” se había relegado para cursos con baja asistencia. Es decir, el nuestro ...
... y unos pocos más que, afortunadamente para ellos, no tenían clases por la tarde. Así que los valientes del máster de literatura nos aventurábamos cada día en un edificio casi solitario. Por suerte las aulas no estaban mal y estaban bien equipadas. Normalmente acostumbraba a irme a casa directamente después de clases, coger el coche y ponerle punto y final al día. Pero ese día, a mediados de curso, tuve la urgente necesidad de ir al baño. Había estado comiendo con unos amigos y la bebida parecía que ansiaba por salir de mi cuerpo. Cuando se acabó la clase le pregunté a la profesora donde quedaba el baño, pues nunca había tenido la necesidad de ir hasta el momento y el edificio lo desconocía totalmente. Ella me miró un segundo pensativa. “Pues creo que tendrás que subir al tercer piso, al fondo del pasillo a la derecha, porque los de por aquí abajo sé que están cerrados y me han dicho que las de la limpieza suelen cerrar los de las otras plantas cuando acaban la jornada. Pero como arriba hay despachos de profesores puedes probar” Le di las gracias y me encaminé enseguida hacia arriba, subiendo los escalones de dos en dos. Al final del pasillo vi la puerta del baño, pero lo que más me extrañó fue ver a dos chicos al lado. Con las prisas que llevaba, pasé a toda prisa al lado de ellos y entré. Me dio la sensación de que se sobresaltaban un tanto al verme, pero no le di más importancia. Delante del urinario me bajé la cremallera del pantalón y dejé ir todas mis preocupaciones, ...