De rodillas en el baño de la Universidad
Fecha: 27/12/2018,
Categorías:
Bisexuales
Autor: Mikav, Fuente: CuentoRelatos
... quedándome en la gloria. Pero hasta que no vacié el depósito completamente no me percaté de que había alguien más en el baño. Comencé a oír ruidos de succión y al aguzar el oído creí saber que provenían de uno de los reservados, detrás de mí. No hacía falta ser un genio para imaginarse que a alguien le estaban haciendo una mamada, sobre todo cuando escuché claramente: “Sí, así puta, chupa bien”. Estaba claro que pensaban estar solos. Y ahora entendía la presencia de esos dos en la puerta. Rápidamente me subí la cremallera y me iba a dar la vuelta para salir cuando vi que a los que había pasado volando entraban poniéndose ante la puerta y cerrándome casi el paso. Para hacer ver que no le daba mayor importancia fui a lavarme las manos, aunque las piernas me temblaban. Además, el chico que estuviera en ese reservado seguía diciendo lindezas y animando a quien fuera a seguir su trabajo. Cuando estaba a punto de secarme las manos los dos chicos se colocaron a mi lado. Me fije en que no eran más altos que yo, pero imponían más, sobre todo por la musculatura que tenían. Llevaban el pelo corto y vestían de vaqueros y camisetas, mostrando lo que habían conseguido en el gimnasio. “Hey, hola” dijo uno de ellos. Hice un gesto con la cabeza a modo de saludo, sin querer contestarles pero sin querer provocarles tampoco. “Yo me llamo Leo” continuó “Y él es Manuel, pero todos le llamamos Manu.” El susodicho saludó con una sonrisa. “El que está ahí dentro” dijo señalando el reservado “es ...
... nuestro colega Hugo, que está… relajándose, pero no tardará mucho, ¿sabes?” Yo hice un gesto con la cabeza, dándole a entender que le entendía perfectamente. “¿No le dirás a nadie que estamos aquí fumando, verdad?” me preguntó. “No, no, para nada” contesté apresurado, esperando que todo pasara rápido y me dejaran ir. No pensaba decir a nadie que dos tíos estaban fumando en un baño perdido de la mano del estudiante medio mientras otro recibía una limpieza de tubería. “Bien, gracias tío". Por cierto, ¿cómo te llamas?” Para no ofenderles les contesté “Nacho.” “Genial Nacho, pues este será nuestro secreto. ¿Quieres un piti?” En ese momento se escuchó desde el reservado la fuerte voz del tal Hugo: “Oh, joder. Sí, trágatelo todo, zorra”, seguidos de varios gruñidos de satisfacción después de un buen orgasmo. La puerta se abrió y a través del espejo pude ver a Hugo salir. Si esos dos eran grandes, este era enorme. Me sacaba una cabeza y tenía unos brazos que parecían tallados en piedra. Tenía el pelo corto, rizado y una fuerte mandíbula. Me quedé un poco en estado de shock al verlo. Sin duda era alguien a quien no te esperas en una universidad. Pero lo más sorprendente era que había salido sin ni siquiera ponerse los pantalones, dejando ver un pene enorme que se balanceaba de lado a lado. “¿Satisfecho?” le preguntó Leo mientras Hugo iba a mear. “No ha estado mal. Aunque la próxima vez a ver si aguantas más de dos sin que se te salga de la boca” dijo dirigiéndose a quién hubiera en el ...