1. La chica de la panadería


    Fecha: 27/12/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Como era de costumbre, al salir de las clases del Instituto, compraba el pan en una panadería de allí cerca. En ella habían tres personas trabajando: La dueña, su hija y su hijo. La dueña era de unos 45 años, robusta y con buen carácter (algo corriente ya que quería sacar adelante su negocio). El hijo, de unos 26, era más bien descuidado y no estaba muy convencido con el trabajo que desempeñaba. Y la hija, una preciosa muchacha de 18 años, se esforzaba por mantener la clientela que iba a su local a comprar. Yo empecé a ir a esa panadería ya que me pillaba de camino a casa y de paso para alegrar un poco a mi vista. Poco a poco, y debido a mis numerosas visitas, fui conociendo a la familia. La tienda era más bien pequeña pero contaba con un amplio sótano que hacía las funciones de almacén. Lo deduje, en un principio, ya que la muchacha bajaba numerosas veces a reponer el pan que vendía. Un día empecé a entablar conversación con ella. Se llamaba Ana. Tenía unos ojos castaños y un pelo negro que le llegaba a la altura de los hombros. Su estatura era media y en su cuerpo se notaban los efectos de un gimnasio. Solía llevar ropa ajustada, cosa que yo agradecía aunque nunca se lo dije. Sus pechos eran de una talla normal, pero firmes. Era a veces difícil el deducir si llevaba sujetador debido a la consistencia de ellos. Poco a poco, mis visitas se fueron ampliando y pasé de ir sólo a mediodía, a tirarme las tardes enteras conversando con ella. Mientras que conversábamos, la hechaba ...
    ... una mano a subir cajas ya que había veces que ella sola no podía. Fuimos intimando hasta el punto que casi me consideraban de la falimia. Un día, llegué como de costumbre y ella estaba sola. Me extrañó y le pregunté el por qué. Ella me contestó que su madre había tenido que salir y que su hermano se había quedado durmiendo en casa. Me pareció una escusa lógica y no le di la menor importancia. Mientras me estaba tomando una Coca- Cola, ella bajó al sótano. Era algo normal. Pero pasó un tiempo y vi que no subía. La pregunté que si estaba bien y me dijo que le cerrase la puerta de la tienda y que bajara a ayudarla. Yo hice caso omiso ya que en esos momentos era ella la que mandaba en la tienda. Cerré la puerta y me dispuse a bajar. La escalera hacía una L con lo que en un principio no se podía ver el sótano. Al bajar, noté que me tiraban de la mano y aparecí delante de ella casi rozándonos los labios. Al no esperarme esa reacción, me quedé quieto. Ella me dijo que desde que me conoció no había dejado de pensar en mí. Yo no supe que contestar y casi sin darme cuenta, estaba besándola. Noté su lengua impaciente por recorrer todas las partes de mi boca. La mía le correspondió. En ese momento, sufrí una terrible erección que me estaba empezando a producir dolor debido a los pantalones. Noté su mano en mi paquete. Ella paró de besarme y me dijo que eso era lo que quería. Se agachó y fue desabrochando botón por botón con la boca. Eso me produjo una excitación aún mayor. Mi pene estaba ...
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