1. Las bragas de mi suegra


    Fecha: 28/12/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Tengo 30 años y soy un apasionado de las relaciones con señoras maduras. Estoy casado pero eso no me impide de vez en cuando algún escarceo con una de estas señoras tan placenteras y maravillosas en la cama. Me encantan las señoras gordas a partir de 45 años porque en la cama me han demostrado la maestría y el auténtico placer sexual. Debo decir que tengo un vicio irremediable y es el de las bragas usadas. Me encantan, me vuelven loco, me apasionan. Ese olor tan profundo e intimo de un buen coño de una señora mayor con sus jugos, sus pelos púbicos... en fin una delicia. Pues este relato me está sucediendo en la actualidad y estoy pasando una temporada feliz a nivel sexual. Resulta que mi mujer no es de la ciudad donde vivimos y los fines de semana solemos ir a casa de mis suegros a visitarles. Mi suegra es una señora de 55 años, bajita, de unos 80 kilos y con unas tetas y un culo soberbio. Desde que la conocí, y puesto que yo ya tenía experiencia con señoras de esta edad, mi deseo por llevarla a la cama cada día era mayor. Todo comienza un día, que fui al servicio de mi suegra y me encuentro el cesto de la ropa sucia allí. Encima de toda la ropa, estaban unas bragas sucias, utilizadas por ella. Eché el pestillo de la puerta y comencé a olerlas y a comerme toda esa maravillosa mezcla de flujos que tenía manchadas. Me hice una paja monumental. Así fueron pasando los días y cada vez que iba al servicio buscaba entre la ropa sucia y siempre solía encontrar 2 o 3 bragas sucias ...
    ... las cuales me comía vorazmente. Un sábado me encontraba, o eso creía yo, solo en su casa y estaba bastante caliente y me fui al servicio dispuesto a comerme alguna braga de mi suegra. No eche el pestillo puesto que creía que estaba solo. Pero no era así. Estaba pasando mi lengua por las bragas y haciéndome una soberana paja cuando de repente abren la puerta. Era mi suegra... Me quedé blanco y no supe cómo reaccionar. La situación era bastante bochornosa para mí. Mi suegra puso una cara de sorpresa y me dijo: - Qué haces cochino? - Te estás comiendo mis bragas? - Que significa esto? Yo no sabia que contestar... Me quede sin palabras. En ese momento ella comenzó a bajarse las bragas que tenía puestas y me dijo: - Ahora te vas a comer estas que llevo, delante de mí, que están todavía calentitas. Yo no dije palabra y empecé a oler aquellas bragas que desprendían un olor muy fuerte. La polla me bajo de un golpe por la situación, pero empezaba ya a subir otra vez hasta que se me puso como una piedra, ya no me importaba que mi suegra estuviera allí contemplando la situación. Ella no decía nada y yo seguía comiéndome las bragas cada vez con mas ahínco. - Eres un guarro, me dijo, cómo te pueden gustar unas bragas sucias y meadas, no me lo puedo explicar. Yo ya no me corté y le dije: - Tienes unas bragas maravillosas, me pones a cien y no lo puedo remediar. Ya sé que está mal, pero me encantan tus bragas. Eres una mujer muy apetecible y no me pude resistir a oler los encantos de tu coño. ...
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