Mis dos familias - 05 de 10
Fecha: 29/12/2018,
Categorías:
Gays
Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
Javier me esperaba en la salida de pasajeros después de dos tediosas horas de viaje. Al salir del aeroplano sentía el cambio del aire más caliente, y pensé que allí se podría vivir todo el año en bañador. Esperaba que su familia estuviera con él esperándome pero estaba solo. Nos miramos un segundo y dejé el carro con las maletas para correr a abrazarle. -¿Como ha resultado el viaje, bien? ¿Te has mareado? -Papá todo bien, estupendo. -me llevó hasta el aparcamiento donde tenía estacionada una furgoneta de color verde botella, con la mitad de ella abierta para cargar bultos grandes. -Querían venir a buscarte, pero tu vuelo llegaba con retraso y es hora de las comidas, verás que aquí todos trabajamos. -Os ayudaré papá, colaboraré en lo que pueda. -me miró, creo que complacido. -No será necesario, tenemos más gente en estas épocas. -Quiero ser uno más, sin privilegios. -sonriente me dio una palmada en la pierna. -De acuerdo, le diré a Diego que tiene un ayudante, te va a deslomar, luego no te quejes. Tenían el comedor lleno, y como el sol lucía esplendoroso, también las terrazas descubiertas tenían numeroso público, en el comedor uno de los camareros se desplazó hacía nosotros cuando entramos, sabía que se trataba de Diego por las fotos que me había enseñado. Vestía un pantalón blanco ajustado como el resto de los chicos camareros, con un mandil negro atado a la cintura dándole dos vueltas, con un gran bolsillo para guardar la libreta de notas y otros elementos para su trabajo. ...
... No era mucho más alto que yo a pesar de sacarme dos años de ventaja y resultaba más llamativo y guapo que en los fotos, delgado y por la camisa sin mangas se le veían los brazos fuertes con tendones muy marcados y un culito respingón y alto, apretado en aquel pantalón ajustado. Después vería que era un rasgo común de su familia. Nariz un poco aguileña, ojos color miel clara envueltos en largas pestañas, moreno de pelo corto y ensortijado, boca generosa, grande de labios gruesos y turgentes, moreno, casi negro y sonreía acercándose. -¡Llegaste! -me asombré del recibimiento, me abrazó golpeándome la espalda y me quedé algo frío y sorprendido. -Diego, vuelve al trabajo, luego podréis hablar. -se hizo a un lado, una chica joven y una señora, más o menos de la edad de mi madre esperaban, la chica vestida con pantalón corto y camisa como la de su hermano, Sandra Patricia resultaba un reflejo de su madre en joven, rostros redondos más bajas que yo y rellenitas de carne pero muy bien colocado todo. Luz María resultaba la antítesis de mamá en lo físico, después vería que también en lo familiar, me envolvieron las dos a la vez en un abrazo que por poco me sacan las lágrimas. Me llevaron a una mesa y enseguida me dejaron, Javier tenía que ir a la cocina y Sandra a la barra del bar, se quedó conmigo Luz y me preguntó si quería comer algo, ellos lo harían cuando el trabajo aflojara. Como me sentía ligeramente emocionado le dije que esperaría para comer con ellos. -Entonces ven, vamos a ...