1. En la funeraria


    Fecha: 30/12/2018, Categorías: Tabú Autor: lujuria69, Fuente: xHamster

    ... edad.Hicimos buenas migas con un primo de Ernesto, quien también estaba con su esposa, un tipo también cuarentón, y es que de alguna manera, era quien más plática tenía con los compañeros de Ernesto. Vamos, era el más consciente y congruente al hablar. También era el más interesado en las piernas de mi mujer, ya que desde que llegamos al lugar, no perdía momento alguno por hacernos plática u ofrecernos alguna bebida o cualquier otra cosa.Cuando se retiraron todos los compañeros de la oficina, mi esposa no quiso cambiarse del lugar en donde nos encontrábamos; pero el primo de Ernesto tampoco dejaba de platicar con nosotros. Hubo un momento en el que mi esposa y yo nos quedamos solos, ya que habían mandado traer a Felipe (tampoco nombre real).Me dice mi esposa:--(Ella) No chingues amor, este cabrón solo está esperando que me mueva o que me quite el sweater para verme todo lo que pueda.--(Yo) Pues vamos a hacerlo, deja que te vea un poco; quítate el sweater, cruza las piernas y te lo vuelves a colocar encima.--(Ella) Pero es que no se si vean los que están atrás, además, ahí está toda su familia, no te vayas a meter tú en una bronca, y que al rato te vayan a decir que tienes una esposa bien prosti…..--(Yo) Me vale, hazlo solo una vez y si vemos que hay pedos, pues nos largamos, finalmente ya estuvimos acompañando.A los pocos minutos regreso, nos seguía platicando de muchas cosas, por cierto, pláticas muy estúpidas, pero finalmente estaba sentado exactamente frente a ...
    ... nosotros, solo que nosotros estábamos sentados en un sillón tipo Love Seat y él en una silla plegable.Mientras el hablaba, y como yo tenía sujetada a mi esposa de la mano, la señal era que, cuando yo le apretara algo más fuerte la mano, ella haría lo que le pedí. Así lo hicimos; entonces le apreté su mano, de inmediato ella me soltó la mano, lentamente se quitó el sweater de las piernas y ni ella ni yo le quitábamos la vista a la mirada de Felipe. Su reacción fue inmediata, bajó la mirada sin dejar de hablar y la dirigió a los muslos de mi mujer.Ella, todavía moviéndose un poco de lado, cruzó lentamente la pierna y mientras según ella se acomodaba la falda, Felipe nunca le quitó la mirada de encima. Nuevamente se colocó el sweater, tratándose de cubrir la totalidad de sus muslos, ya que no le cubría ni las rodillas ni las pantorrillas, y miren ustedes que mi esposa tiene unas pantorrillas de buen tamaño y forma. En ese momento sentí una erección tan fuerte y rápida, que hasta se me jalé con la punta de la verga, algunos bellitos.Así duramos un buen rato platicando, y cuando mi esposa se cansó de tener en una misma posición sus piernas, al cruzarlas hacia el otro lado siguió las mismas indicaciones, por lo que Felipe estaba feliz.Al parecer, su esposa de Felipe ya se había dado cuenta de lo sucedido, así es que lo volvió mandar traer una vez más, pero no tardo en regresar, pues la vista que estaba ofreciéndole mi esposa y con mi aprobación, no era para perderse ni un instante.En la ...