Las tetas de mi hermana Sonia
Fecha: 01/01/2019,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... seguí trabajando sobre su pezón, mientras con mi mano derecha libre (solo con la izquierda sujetaba sus flacos bracitos), comencé a palpar ese culo increíble. -Por favor, dejame, dejame–lloraba Sonia–no quiero, no me gusta. Yo estaba como loco, ahora estaba mordiendo ligera, delicadamente cada parte del pecho de Sonia, no podía creer el tamaño de ese globo, que ya estaba completamente descubierto. Pero yo quería más, mucho más. Con mi mano derecha sujete su tirante y rasgue por completo su remera, quedando ambas tetas al aire. No podía creer la belleza de ese espectáculo. Miré su cara en ese momento, y Sonia me miraba, entre asustada y asombrada, pero ya no lloraba. Tampoco tenia cara de enojada, parecía más bien expectante, a la espera de mi próximo movimiento. Este no se hizo esperar, zambullí mi lengua en esos globos soñados, puse mi cara entre ellos y lamí la piel entre los senos, mordía cada pedazo de ellos, succioné sus pezones con furia, hasta que empecé a escuchar unos débiles gemidos. Era mi victoria, era Sonia, acusando sensaciones de placer. Sin soltar sus manos, empecé a besar su pancita, recorrí con mi lengua su pequeño ombligo, lamí sus costillas, realmente adoré todo su torso. Ahora que recuerdo, para ese instante ya había dejado de aprisionar sus piernas con las mías, por lo que fácilmente podría haberme dado un rodillazo en plena cara, con esas piernas de corredora que tenia, y noquearme sin esfuerzo casi. Pero no lo hizo. Después del reconocimiento de su ...
... cuerpo, levante la vista para mirarla, y tenia los ojos entrecerrados, y los labios abiertos. No pude evitarlo, me levante un poco y me lance sobre sus labios rosados, la bese con pasión, con fuerza, y ella, que abrió los ojos sorprendida, no atinaba a responder a mi beso. Pero mi boca no admitía discusión, presionaba, mordía esos labios rellenos, metí mi lengua hasta lo profundo, hasta que empecé a encontrar su lengua también, y vi sus ojos, ya nuevamente cerrados. Y escuche sus gemidos, acentuados por las caricias de mis dos manos en sus senos. Era mía, no lo podía creer, Sonia era mía, y yo estaba completamente loco de placer, de orgullo, de adrenalina, de excitación furiosa. Apreté con mucha fuerza esos pechos, hasta sentir que estaba amasando, pero increíblemente Sonia no se quejó nunca. Sentí un enorme dolor en mi pelvis: era mi miembro, totalmente duro, que pedía ser liberado. Me saque los pantalones sin dejar de besarla, y, tomando una de sus manos, la apoye en mi miembro jugoso. Sonia seguía con los ojos cerrados, evidentemente quería imaginarse que todo era contra su voluntad. Empezó a mover rítmicamente su mano sobre mi pija, por lo que tuve que dejar de besarla para empezar a gemir. Bese su cuello, lamí sus orejas, en una sucesión de actos que no termino de recordar, porque mi libido era tan grande que no me explico como no acabé en esos primeros instantes. Dejé de pensar, me separé de su cuello y me dirigí hacia su pantaloncito de jean. Cuando quise desabrochar su ...