Sara, un sueño cumplido
Fecha: 02/01/2019,
Categorías:
Sexo con Maduras
Confesiones
Autor: Gabriel351, Fuente: CuentoRelatos
A veces en la vida suceden cosas difíciles de explicar y de olvidar algo que uno considera inolvidables y que nunca ira más allá del recuerdo. Y eso me pasó en el mes de enero, un mes antes de que Cistina y yo tuviésemos nuestro primer encuentro sexual. Pero lo mío empezó mucho tiempo antes, con mi despertar sexual. Mi casa y la de Silvia y Cristina estaban separadas por una pared de nomás de 2 metros de altura, por la cual en el verano usaba a escondidas para espiar a Silvia y Cristina con sus bikinis y alguna que otra muestra de algo de su cuerpo que si bien era poco para mí en esa época representaba muchísimo. A veces también veía a Sara la mamá de ambas que se había divorciado hacía ya varios meses, ella no me excitaba , prefería verlas a Sil y a Cris, Sara en ese momento era como una madre para mí. Pero mis sentimientos cambiaron rotundamente a fines del mes de noviembre, yo estaba estudiando a full porque debía presentar un informe para una materia que debía aprobar, para no llevarme ninguna, por esa razón fui a la casa de Silvia, para usar el diccionario enciclopédico que había en la casa, cuando fui Sara debía salir a pagar una boleta que se le había vencido por lo que quedé solo en la casa. Como ella no iba a tardar demasiado yo iba a esperar su regreso si terminaba antes. Estaba esperándola cuando muy dentro de mí me impulsó a entrar en su habitación, y revisé su placard el primero que abrí puso ante mis ojos su ropa íntima, había conjuntos rosas, rojos, negros, ...
... blancos, violetas, fucsia, floreados, con encajes, sin ellos, con transparencias, sin ellas, y yo los tenía en mis manos, los olfateaba, los besaba. Pero hubo uno que me hizo vibrar, rosa pálido, su corpiño con flecos negros y la bombachita con unos voladitos que simulaban una pequeña pollerita, tanto me excitó que tuve que ir al baño a pajearme, cuando termine me apuré a acomodar todo para que no notase nada extraño. Minutos después ella llego a la casa y yo me fui a la mía, desde ese momento no deje de pensar en ella. En el mes de enero, por la mañana yo estaba en la azotea de casa, leyendo un libro que me habían regalado, cuando escuché un ruido viniendo de la casa de Sara, me asomé y mis ojos se desorbitaron por completo, Sara estaba de espaldas a mí con un breve camisolín blanco por el que se transparentaba una pequeña bombacha blanca, su corpiño también era blanco y cuando se dio vuelta pude ver parte de sus tetas asomando por el, yo me agache para que ella no pudiese verme, pero segundos después y lentamente volví a asomarme, ahora ella estaba sentada sobre una silla de costado a mí por lo que la podía ver bastante. Se la veía realmente hermosa Al rato ella se quitó el camisolín, desojaba una revista, acomodó su cabello que por momentos caía sobre su cara, y como al descuido mientras miraba la revista su mano leve y tenuemente rozó su vientre y luego su cola, a todo esto yo por sobre mi short empezaba a masturbarme, luego su mano subió por su cuerpo para acariciar las ...