Apartamento de chicas universitarias
Fecha: 03/01/2019,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Margaryt, Fuente: CuentoRelatos
... ardiéndome me estaba dando mucho placer; me sentía abierta y eso me gustaba. Las otras dos chicas estaban de espectadoras, viendo lo que me hacía Julia; pero los ojos de lujuria de Estrella hacían que mis ojos claros parpadearan como indefensos ante su intensa mirada. Estrella salió de la habitación y, al poco, volvió a entrar portando la aceitera de la cocina. Frente a mí, sin dejar de mirarme a los ojos y sin dejar Julia de penetrar mi ano; Estrella se untó las manos y los antebrazos con aceite. Su mirada me excitaba y me daba miedo a la vez; por la intensa seguridad que veía en sus ojos negros. Se acercó desde los pies de la cama y con ambas mano unto mi sexo con aceite de oliva, con fuerza, como si lo amasara, que barbaridad, no se conformó y me metió tres dedos de su, no muy grande, mano derecha en mi vagina, ¡moviéndolos con fuerza!, que loba era Estrella, luego metió todos los dedos, mi coño estaba abierto como un libro… loca Estrella de deseo consiguió meterme la mano entera, me dolió, pero cuando la pulsera de su muñeca tropezó contra mis labios externos, mi dolor cesó; al acoplarse a mi sexo húmedo la estrechez de su muñeca. Sin embargo yo sentía mi coño como invadido por su mano decidida. Me miró a los ojos con una mirada de poder que me asustó, luego comenzó a mover su mano dentro de mi coño y, cuando me sentí como "su marioneta", la aparté de mí apoyando mis pies en sus hombros impulsándola hacia atrás y diciéndole: —Me parece muy bien que quieras probar ...
... Estrella, pero… relájate, que me vas a volver del revés. — Perdón Margarita, me he dejado llevar, lo siento — dijo Estrella mientras Lorena y Julia miraban como mi sexo abierto volvía a su posición natural. Julia me miraba con ojos de amor, se acercó a mi costado derecho y comenzó a acariciar el recortado vello de mi pubis, tan suavemente que me corrí de gusto con espasmos, salpicándolas a las tres. Nunca me habían metido una mano en el chocho, de hecho, yo creía hasta entonces que eso no era posible, ¡pero lo fue! Aunque al recordarlo ahora me excito, también es cierto, que en ese momento me sentí algo humillada. Si contara todo lo vivido en el apartamento de chicas, ¡me haría falta una novela! Pero sí que os contaré una anécdota, que aun siendo con un chico, creo que merece la pena ser contada, además, está relacionada con una de mis compañeras y es de no hace mucho tiempo: El novio de Estrella es un muchacho muy guapo; un día Estrella me pidió un favor: —Margarita, creo que Sebastián me engaña, ¿me puedes hacer un favor? — Dime, "maní rota". — Perdón por lo de mi mano otra vez, no sé qué me pasó, ni cómo lo conseguí. Veras margarita, confió en ti, ya nos hemos tenido mutuamente muchas veces. Me gustaría que te insinuaras a Sebastián y, si te intenta amar, que digo amar, penetrar, que le digas que ni hablar y me cuentes después si lo ha intentado o no, ¿lo harás por mi Margarita? —Claro que lo haré, lo que te haga falta Estrella. — Pues toma estas dos entradas para el cine, son de ...