1. Visitas inesperadas - Partes 1 y 2


    Fecha: 06/01/2019, Categorías: Incesto Voyerismo Autor: Eltodasmiasreal, Fuente: CuentoRelatos

    ... demasiada pena como la última ocasión, comenzó a dirigirse hacia nosotros con mejor actitud y más seguridad. Una vez en el centro de la sala no se intimido e inmediatamente dio un giro veloz sobre sí misma, provocando con esto que su falda se levantara al ritmo del aire, dejándonos nuevamente sorprendidos, pues por el estilo de la falda, de por sí muy corta, se alcanzó a ver el color y forma de sus bragas. Éstas eran clásicas de algodón blancas, la cuales además de contrastar con su falda amarilla, le quedaban muy ajustadas por el tamaño tan grande, pero bien formado de su trasero. -¿Qué les pareció mi giro? Dijo sonriente ¿Verdad que en cada momento perfecciono mis pasos? - ¡Por supuesto tita! En cada segundo que pasa te vuelves más habilidosa. Pues llevas muy en el fondo cualidades innatas de una buena bailarina! Jajaja, sólo júntate conmigo y lo descubrirás. Conmigo te moverás como nunca antes lo has hecho y aprenderás pasos que te fascinarán jajaja. En cuanto mi primo terminó su última frase, mi madre sonrió con inocencia, lo tomó del cabello con sus manos y procedió a hacerle cariñosos. No obstante, éstos no duraron muchos, ya que mi tía entró en escena vestida exactamente igual a mi madre, sólo con algunas expresiones en el color. Ella en vez de una falda amarilla llevaba roja, en lugar de una blusa cuello V negra de manga larga, llevaba una blanca, la cual a pesar de no destacar tanto su delantera como la de mi madre por falta de carne, se le veía impresionante Con ...
    ... todo, tanto Toño como yo notamos que mi tía levaba ligeramente más arriba su falda, pues con cada movimiento lleno de sensualidad, ya sea por sus pisadas tan exageradas o por su constante giros dramáticos, nos revelaba su prenda íntima. Una prenda mucho más atrevida que la de mi madre: Ésta era un estilo culotte con delicados encajes y control de abdomen negro tan ceñido a su trasero que no sólo nosotros nos perdíamos ante su imagen, La iglesia Pues una vez en la iglesia, como era de esperarse ¡nuestras madres fueron el centro de atención! Los hombres de diversas edades, jóvenes, maduros hasta los ancianos, ¡vaya, Incluso el mismísimo pastor! Apreciaban con disimulo cada parte de sus anatomías. Sobre todo a la hora de danzar: Mi tía mucho más aventurada a los retos y juegos, fue la primera de todos nosotros que se atrevió a saltar aplaudiendo mientras fingía cantar, evento normal y muy común en ese momento de la alabanza, pero tras hacerlo, fue inevitable que tanto nosotros como los dichosos ancianos que estaban sentados atrás, no viéramos aquella falda tan frágil y sensual levantarse en cada salto, provocando con ello que aquella fina braga se mostrara en varias ocasiones en todo su esplendor. Ante tales escenas, mi madre tan buena como siempre, fue la primera en avisarle con discreción sobre el espectáculo que nos proporcionaba. Mi tía fingiendo sorpresa, se llevó las manos a su boca abierta mientras reía con picardía para después llevarlas a la falda y disque bajársela, ya ...
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