Visitas inesperadas - Partes 1 y 2
Fecha: 06/01/2019,
Categorías:
Incesto
Voyerismo
Autor: Eltodasmiasreal, Fuente: CuentoRelatos
... casualidad nos encontramos a un viejo amigo y pretendiente de mi madre. Era Pedro, un albañil de edad avanzada bastante musculoso y marcado por los ejercicios tan pesados a los que se sometía casi diario. En realidad su semblante pese a ser muy rígido, denotaba una mirada noble. -Hola Ana!! (Se refería a mi madre) Pero qué sorpresa!! Tu nueva ropa y tu maquillaje ¡te ves fabulosa! ¡En serio increíble!! Tanto que me ha costado un par de minutos identificarte por completo jajaja. - Mi madre un tanto apenada se encogió de hombros demostrando su nerviosismo. -¿Tú crees? Sonriente agregó: -¡Ay Pedro, tú siempre tan lindo! Al pobre hombre le costaba muchísimo disimular su excitación y sus miradas pervertidas llenas de morbo, pues tanto Toño como yo, que estábamos a un lado de mi madre las percibimos. Y no era para menos, ya que aquel albañil nunca había visto a mi madre vestir con ropa moderna y mucho menos una tan provocativa -Y veo que vienes acompañada de dos caballeros ilustres, mi buen amigo José (se refería a mi) y…? ¿Con quién tengo el honor? -Antonio, dijo mi primo. -¡Es un verdadero gusto chaval! Y tú ¿qué parentesco tienes con ella? - Soy su sobrino (En ese momento me percaté que mi tía aún no regresaba del baño, pero sin mayores angustias no dije nada, pues supuse que como mujer superficial seguro se estaba retocando el maquillaje o arreglando) - Un muy lindo y atento sobrino, agregó mi madre con su sonrisa tan cálida mientras le sobaba su cabellera. Acciones que me ...
... provocaron muchos celos, ya que no soporto la hipocresía de mi primo. Éstos, inesperadamente me hicieron recordar el motivo de mi asistencia a la iglesia, debía platicar con el pastor para conseguir que orara por mí y me liberara de mis demonios internos y así recibir el perdón divino Así pues me dirigí en busca de mi buen amigo el pastor, un hombre mayor de aproximadamente 60 años, algo barrigón y clavo. Lo busqué por todos lados, pero no había señal de su presencia. Lo busqué entre los miembros de la alabanza y nada, entre los diáconos y algunos ancianos y nada, entre el grupo de maestros y no. Por consiguiente y a falta de opciones me aventuré a búscalo en su oficina. Un recinto que sólo muy pocos miembros de la iglesia se atrevía a pisar, pues él sólo les permitía la entrada a personas de mucha confianza, como a mí por ejemplo. Tras insistir en mis llamadas, escuché su voz. Me ordenó que pasara. Él estaba sentado atrás de su escritorio con un semblante extraño, bastante nervioso y muy colorado. Por lo que supuse que estaba enfermo. -Pastor, si no tienes inconveniente necesito confesarle ciertos sucesos que me han robado mi paz. Sucesos que desgraciadamente están corrompiendo mi mente. -Él un tanto disperso movió su brazo en señal aceptación, así pues comencé a relatarle todos mis deseos ocultos por mi tía y los recientes por mi madre Temeroso y angustiado por su respuesta, ¡me llevé una sorpresa! El pastor me dijo que a mi edad era muy natural sentir deseos inmorales por ...