Ironía por duplicado
Fecha: 08/01/2019,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: evamaniac, Fuente: RelatosEróticos
... salude o a que te ponga mirando a Cuenca otra vez?� Vomitó el muy cerdo en tono sarcástico. Su acompañante sonreía. �Qué gracioso... acaso crees que eres el único tío en el planeta?� �Claro que no. Pero seguro que te gustaría que lo fuera, ja ja ja�. Su seguridad y talante narcisista me crispaban los nervios y, a la vez, me daban un morbo brutal. Esa humillación verbal hacía que mi cuerpo se recalentara por dentro y expandiera sus calorías hacia todas mis extremidades. La sensación era tan contradictoria que me quedé varios segundos repasándolo con la mirada de arriba a abajo, con los nuevos mojitos en ambas manos, pensando �me quiero follar otra vez a este asqueroso�. Entonces, sin mediar más palabra, como si hubiera leído mi pensamiento, me agarró los mojitos, los recolocó en la barra y me cogió de una mano arrastrándome con él hacia la parte más recóndita del local, donde se encontraban los lavabos. Quise resistirme a esa violencia explícita, no estaba dispuesta a seguirle a donde él quisiera. Yo tiraba de mi mano hacia abajo para soltarme, pero él me tenía bien agarrada y, con un empujón, acabó obligándome a entrar en el lavabo destinado a los minusválidos. Era una habitación al margen de los lavabos tradicionales en forma de box. Incluía los complementos esenciales para la facilidad de las personas discapacitadas y, por lo tanto, se trataba de un lugar menos concurrido y también más íntimo. No recuerdo qué se me estaba pasando por la cabeza en aquellos segundos, pero ...
... sí atesoro sus palabras inmediatas. �Quítate las bragas�, me impuso. �¿Estás de broma? ¿De qué vas, tío?� Me estaba empezando a asustar un poco. �¡Que te quites las bragas! ¡Y dámelas!�, insistió. Obedecí a regañadientes. Me metí las manos bajo la minifalda, de la forma más discreta de la que fui capaz, y empecé a bajármelas mientras no le quitaba ojo a Akim. �¡Rápido! Dámelas.� Estiré la mano para ofrecérselas e, inmediatamente, se las puso en la cara para olerlas en un solo gesto olfativo largo y contundente. �Joder qué bien te huele el coño, zorra. Sácame la polla y chúpamela�, me soltó mientras seguía disfrutando de mi aroma. �Tío, ya tienes lo que querías, ahora déjame en paz�. Empecé a preocuparme y, paralelamente, sus palabras obscenas y sus insultos me ponían a mil. �No me obligues a repetírtelo Eva. Quiero que me hagas una mamada. Y rápido, que no podemos acaparar este servicio mucho rato�. Me subordiné a sus peticiones. Él mantenía mis bragas en toda su cara, olfateando y mirando hacia el techo, mientras movía sus caderas transmitiendo mi obligación de abrirle la bragueta para sacarle la tranca que yo aún recordaba de tamaño considerable, brillante, color ocre y olor a moro. Le abrí el pantalón desde el primer botón hasta el último y, para conseguir bajárselo hasta las rodillas me agaché frente a él. Me remangué la falda por la cintura dejando mi vulva mojada a la vista, me acurruqué en cuclillas abriendo mis piernas casi al máximo y arranqué de su slip el miembro ...