Negación - Capítulo 12
Fecha: 16/01/2019,
Categorías:
Gays
Grandes Relatos,
Autor: Gonza-Neg, Fuente: CuentoRelatos
... constante. La oscuridad. Los insultos y los golpes. Más oscuridad. La voz que me llamaba a la vida. La otra voz, la que estaba llena de temor. El frío. La soledad. Abrí los ojos, alejándome de los recuerdos, vi destellos de luces en mi mirada. Y luego las voces, tenues a un principio y luego más fuertes, más cercanas, como si alguien estuvieran lentamente subiendo el volumen de un reproductor musical. - ¿¡Estás loco!? – gritaba Cecilia. - ¿¡Qué te dijo!? ¿¡Qué te estaba contando!? – gritaba Antonio. Unas manos gentiles que aparecieron de la nada ayudaron a que me incorporara. Pude verlos. Él se hallaba a dos mesas de distancia, y en mi memoria no lo recordaba tan alto. Era el Dios de la Ira, su mirada asesina dirigida a mí, ambos brazos temblando a sus costados, los puños cerrados, energía cinética pura acumulada. Cecilia le golpeaba el pecho, se veía extremadamente pequeña a su lado. Era una cabeza más pequeña que él, y más menuda. Sin embargo su ira no era menor a la de él. En esta pelea desigual, ella estaba ganando. - ¿Dónde lo conociste? – volvió a inquirir él. Ella hizo caso omiso a la pregunta, lo siguió golpeando, y yo me quedé mudo de miedo y de vergüenza. No podía mirar a Cecilia. No podía mirarlo a él. Necesitaba huir. - Eres. Una. Bestia. Estúpida. Imbécil. Imbécil. Cómo. Se. Te. Ocurre. Pegarle – bramaba Ceci, por cada palabra un golpe en el torso de su marido. Miré la puerta, y vi a Brawny aparecer, venía hecho una furia. Empujó a toda la colección de ...
... espectadores que se arremolinaban en la entrada. Cuando su mirada se posó en mí, se mandíbula se tensó. Me puse trabajosamente de pie, para ir a su encuentro. No quería dar rienda suelta a mis emociones, pero tenía muchas ganas de llorar. - ¿Quién me puede explicar qué mierda está pasando aquí? – gritó Miguel, a viva voz. Silencio rotundo en la sala. Cecilia se separó de su marido, y comenzó a acercarse a mí. Vi con temor como acortaba la distancia entre nosotros y la detuve con la mano. Sin mirarle la cara. Miré a Antonio un segundo, y negué imperceptiblemente la cabeza. Sólo una señal para él. Llamándolo a la calma, yo era tan dependiente del secreto como él. - ¿Capitán? – Miguel seguía al ataque. El jefe se hacía presente. - Disculpa Miguel – dijo Antonio, cauto -. Reaccioné mal, eso es todo. - ¿¡Eso es todo!? – Cecilia volvía a gritar - ¡Míralo! ¡Míralo! Sentí todas las miradas posarse en mi cara. Incliné la cabeza, ocultándome, y vi horrorizado las manchas de sangre en mi sudadera y en el piso. Perfecto, ahí va mi labio. Estaba haciendo un buen trabajo bloqueando el dolor por el subidón de adrenalina, recé para que la valentía no me abandonara en ese momento. - Fue un mal entendido – le dijo Antonio a Miguel, ignorando a su esposa. - Trata de no machacar a mi personal con tus “malos entendidos” – le pidió Brawny irónico. - Disculpa… no sabía que… - dudó por unos segundos –. No sabía que él trabajara acá. - Si, bueno… ha estado un poco indispuesto estás semanas, estoy ansioso ...