Ana y el resultado de una partida de poker - Relatos Eróticos

Ana y el resultado de una partida de poker

... todavía y en pocos minutos de bombearla sentí una descarga eléctrica a la vez que me vaciaba en el fondo de ese estrecho ano.Salí de ella, disfrutando de ver cómo mi leche escapaba por esa ahora dilatada y enrojecida abertura trasera. La dejé atada mientras tomaba una ducha y luego subí a verla, para encontrarla desmayada, así que la dejé descansar.Cuando comenzaba a oscurecer reapareció Ricardo, solamente para avisar que más tarde vendría a jugar al poker con unos amigos y que no tenían otro lugar para reunirse.“De paso, disfruto un poco de la puta de tu mujercita”. Me dijo socarronamente.A mi esposa le excitó bastante la idea de tener a Ricardo esa noche en casa:“Vas a ver cómo me coge mi macho delante tuyo y de sus amigos”. Dijo desafiante.Subió corriendo a vestirse para la ocasión. Esta vez usaría un vestido liviano de color negro, muy corto, que dejaban ver el portaligas que sostenían las sedosas medias de nylon negras que realzaban sus espectaculares piernas. Por supuesto, ya se había acostumbrado a no usar ropa interior. Me acerqué por detrás y levanté un poco el vestido para asegurarme y disfrutar la increíble visión de esa redondeada cola que esta noche tenía cita con otras vergas.“Realmente me parece estar frente a una verdadera puta callejera” le espeté tratando de dominar mi calentura, aunque sentía que mi excitación iba en aumento.“Entonces vas a tener que pagarme para coger conmigo” respondió riendo, mientras se inclinaba mostrando el dilatador anal que se ...

... perdía entre sus nalgas.“Me lo rompiste mal esta tarde, ahora me lo voy a preparar mejor para Ricardo”Se apoyó contra la mesa y muy lentamente pasó su mano por debajo del vestido:“Estoy muy caliente ahora, no voy a aguantar a que terminen de jugar al poker…”En apenas dos segundos ya estaba metido con mi lengua saboreando su concha, pero antes de hacerla acabar sonó el timbre de la puerta de calle…Ricardo entró como si estuviera en su casa y me presentó a sus acompañantes: dos tipos de apariencia bastante desagradable, ordinarios y rudos, que apenas me saludaron sin mucho interés.Cuando vieron a Anita se quedaron con la boca abierta; sentí que la desnudaban y la cogían por todos sus orificios con la mirada. Ambos eran demasiado corpulentos, así que ni podría hacerles frente para intentar defender a mi mujercita en caso de que se pusieran pesados.Ella estaba encantada, les sonrió a los tres, pensando seguramente que más tarde iban a cogerla y arruinarla con sus duras y enormes porongas.Ricardo la rodeó por la cintura y la manoseó por debajo del vestido..“No les dije que mi putita es la mejor de todas, no se imaginan cómo coge.”Dijo, al tiempo que levantaba la falda y les mostraba a Ana casi desnuda.Entre sus nalgas se asomaba todavía el dilatador anal.El mecánico se lo sacó de un tirón, haciendo gemir de dolor a mi mujer.“Vean esto, ya tiene el culo preparado para mi verga“. Dijo a sus amigos.Sin más comentarios se sentaron a la mesa y comenzaron a mezclar las cartas.“Bueno, Flaco, ...