1. Hidden Club


    Fecha: 17/01/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Vero_y_Dany, Fuente: xHamster

    ... detenida únicamente por los tirantes en los codos de la mujer. No llevaba sujetador, con lo que quedaron visibles los dos pechos hasta el borde de las aréolas.Marta jadeaba ruidosamente, tenía las mejillas encendidas, y los ojos muy brillantes.Posé los labios en su cuello, bajo la oreja, lo que causó en ella un estremecimiento, y dobló la cabeza hacia atrás.—Mmmmm, Dany —suspiró.Deslicé los labios hacia abajo, hasta alcanzar el principio de los senos. Marta luchaba frenéticamente con la hebilla de mi cinturón, que al fin consiguió desabrochar.Ahora, el escote había quedado por debajo de los pechos, que se adelantaban desafiantes, con los pezones erectos.Cerré la boca sobre una de las aréolas, y acaricié el pezón con la lengua.—¡Oh, Dany! —exclamó con voz anhelante.La mujer acabó de desabrochar corchete y botón, y deslizó la cremallera hacia abajo. El pantalón quedó arrugado en torno a mis tobillos. Su mano recorrió el bulto de mi erección sobre el bóxer.Intenté liberar los tirantes de su vestido de los codos. Marta extendió los brazos hacia abajo para facilitarme la tarea, con lo que la prenda quedó como una aureola alrededor de sus zapatos. Aproveché para sujetar la cinturilla de su tanga con las manos, y le deslicé por sus largas piernas hasta cerca de las rodillas, desde donde cayó al suelo.Me separé ligeramente para contemplarla: si ya vestida era una auténtica maravilla, desnuda constituía un maravilloso espectáculo. Recorrí con la vista su largo cuello, sus hombros, ...
    ... sus torneados brazos, los senos, que se mantenían juntos y tiesos sin necesidad de artificio alguno, su vientre plano, su pubis depilado, con el inicio de la separación de su vulva apenas insinuado, sus rotundas caderas, sus generosos muslos…—Eres muy hermosa —afirmé con la voz ronca.—Dany… —jadeó—. No puedo más…Tiró de la cintura de mi bóxer, doblándose por la cintura para acompañarle con las manos. Mi pene saltó literalmente fuera de la prenda, completamente horizontal, y el glande resbaló por su cara.—¡Jo, Dany! ¡Estas…! —murmuró, respirando agitadamente, mientras cerraba la mano en torno al tronco.No vi en ella falsos pudores ni inhibición alguna. Estaba excitada, quería follar, y no lo disimulaba.Se puso en pie, sin soltar mi erección. Mi boca y mis manos volvieron a sus senos. Marta comenzó a deslizar la mano lentamente adelante y atrás sobre el tronco. Yo me encontraba como entre nubes. Lo que había comenzado como una extraña investigación se estaba convirtiendo en la experiencia más sensual de mi vida.Me acuclillé delante de ella. Con las manos en las ingles, separé sus labios mayores, dejando al descubierto el rosado interior de su vulva. Los menores formaban una especie de óvalo, coronado por el breve triángulo que ocultaba su clítoris. Cerré los labios en torno a él.—¡Dany! ¡Oh, Dios…! ¡Por favor! —no percibí en su voz rechazo, sino entrega.Con la punta de la lengua, lamí suavemente la pequeña dureza oculta. Marta se estremeció de pies a cabeza.Segundos después, ...
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