¿Se puede pedir mas?
Fecha: 18/01/2019,
Categorías:
Masturbación
Lesbianas
Tabú
Autor: aboixbcs, Fuente: xHamster
... tristes ¿no te gustó?¿Cómo podía reñirle?, ¿cómo podía hacer que se sintiera culpable por haber hecho algo cargada de amor?. Intente explicarle que aquí eso no estaba bien, que aun menos en la familia etc etc. todo en vano, ni siquiera se inmuto, con su mal español aun, me explico que me estaba muy agradecida por todo, que yo era lo más importante de su vida, y que si podía sin esfuerzo hacer que me sitiera bien cuando estaba triste no veía porque iba a dejar de hacerlo.Deje la conversación porque tampoco quería traumatizarla y pensé que poco a poco se iría formando y iría aceptando las normas morales que aquí tenemos.Llego la noche, otra cálida noche de verano, y a los pocos minutos de estar yo en la cama, Lua volvió a entrar, descalza y desnuda como la noche anterior y volvió a comenzar a acariciarme.Pensé en encender la luz de pronto, incorporarme y gritarle que se estuviera quieta, que eso no se hacía y castigarla, pero en lugar de eso me quede quieta. Una mezcla de pensamientos bullían en mi cabeza. Al final el deseo de no herirla fue el que triunfo, la detendría y volveríamos a tener una conversación, pensé. Pero cuando en un movimiento experto sus deditos se introducían en mi raja, mi cuerpo se rindió, con decisión su dedo corazón se introdujo dentro de mi vulva mientras con su índice no paraba de agitar mi enrojecido clítoris. ya no podía atender a razones y me dispuse a correrme como una perra.El sentimiento de culpabilidad se mezclaba con pensamientos tan ...
... increíbles como admirar su maestría pajeando, no cabe duda que le habían enseñado bien en el orfanato.Así fue aquella noche y la siguiente, y la siguiente, ella llegaba cuando pensaba que yo estaba dormida, me acariciaba, me pajeaba con una sencillez pasmosa, yo me hacia la dormida, pero me corría de forma monumental, acababa, se deslizaba fuera de la cama y se volvía a su habitación. Y a mí cada vez me sorprendía menos, cada vez me azoraba menos, y cada vez me gustaba más.El mes paso casi sin darme cuenta, los últimos días, esperando ansiosa que llegara la noche y que Lua viniera a mi cama a meterme la mano entre las bragas , que se moviera certera entre mis labios, que deslizara sus dedos por mi perla y que fuese agitándome hasta explotar. Mi capacidad de resistirme hacia tiempo que había sido vencida, y solo de vez en cuando me asaltaba algún pensamiento de culpa que se diluía esa misma noche entre los brazos de LuaPero pasó el mes, Jorge volvía y yo no sabía qué hacer, ¿cómo se tomaría la nueva situación? Mi falta de decisión para acabar con lo que tanto me estaba gustando podía poner fin a nuestro matrimonio. ¿Se debía enterar enseguida?A todo esto Lua seguía siendo una niña admirable, en ningún momento adquirió un rol diferente por saber lo feliz que me hacía cada noche, al contrario, seguía sumisa y feliz, agradecida.Sin decisión de que hacer fuimos a buscarlo al aeropuerto. Lua era la imagen viva de la alegría, en cuanto lo vio se echo a sus brazos y en el viaje de vuelta a ...