La reeducación de Areana (13)
Fecha: 18/01/2019,
Categorías:
Dominación
Lesbianas
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... balbuceos ininteligibles. Elsa la echó al piso y Silvia dijo: -Estoy ardiendo y me imagino que ustedes también. Marta y Elsa asintieron y entonces la librera propuso que Areana las hiciera gozar a las tres juntas. Les explicó su idea y segundos después estaban echadas en la cama de espaldas, ofreciendo sus conchas al vibrador empuñado por Areana y con sus orificios anales envaselinados. La orden, que la sumisita obedecía a la perfección, era que las fuera penetrando alternativamente a cada una de ellas por la concha o por el culo, según se le fuera indicando. No mucho después acabó Marta, mientras era ensartada por el culo y se autoestimulaba el clítoris. Después le llegó el turno a Silvia y por último a Elsa, que poco antes le había ordenado a la sumisita que le mordisquera los pezones. -¡Fuerte, pendeja puta! ¡Mordeme fuerte! –había exigido y el orgasmo le llegó en medio de una intensa mezcla de dolor y placer, con el vibrador hundido en el culo, los dientes de Areana presionando sus pezones y su propio pulgar estimulándole el clítoris. Ahora sí el aquelarre sexual había terminado y muy poco después las cuatro –Areana en el piso- se sumían en un sueño profundo. ……….. Al mediodía Elena tuvo a la sumisita de regreso, entregada por Marta. -¿La disfrutaron? –quiso saber la dómina. -¡Muchísimo! –fue la respuesta. -Bueno, ya sabe que cuando quiera la nena es suya. -Ay, Gracias, Elena. Mis amigas quedaron encantadas. En cualquier momento se la pido otra vez. –adelantó la librera y ...
... ambas se despidieron. Elena llevó a Areana al departamento y una vez allí le preguntó: -¿Desayunaste, perrita? -No, señora Elena… -¿Tenés hambre? -Sí, señora… -Bueno, seguime a la cocina. -Sí, señora... –y la niña fue en cuatro patas detrás de Elena. En la cocina la dómina puso leche fría y galletas dulces trozadas en los cuencos, los depositó en el suelo dijo: -Tragá todo, putita, yo salgo y en un rato estoy de vuelta. Vos me esperás en el baño desnuda que te voy a manguerear antes de llevarte a tu casa. Tu mamita te debe estar extrañando. –dijo Elena y emitió una risita. Inmediatamente salió rumbo a la carpintería. Su encargo estaba listo, un cajón de 40 centímetros cuadrados y 10 centímetros de alto que Elena retiró presurosa para ir enseguida a comprar arena en un corralón de materiales cercano y después una pequeña pala de plástico. Volvió a su departamento y tras dejar todo en el living fue al baño, donde Areana la esperaba desnuda y en cuatro patas. La hizo meter en la bañera, de pie para higienizarla mejor. La mojó con la manguera, hizo que se enjabonara y finalmente la enjuagó. -Secate, putita. –ordenó ansiosa por llevarla a su casa y allí implementar las instrucciones de Amalia para ella y Eva. Poco después iban en al auto, con el cajón, la bolsa de arena y la palita en el baúl. Areana ignoraba qué había en ambas bolsas y la devoraba la curiosidad en la certeza de que aquello tenía que ver con ella y con su madre. -¿Y? ¿Cómo te fue con esas tres? ¿Te cogieron bien, ...