La reeducación de Areana (13)
Fecha: 18/01/2019,
Categorías:
Dominación
Lesbianas
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... putita? -Sí, señora Elena… Me hicieron gozar mucho… -admitió la sumisita. -Mejor así, porque te vamos a seguir prestando a la librera y sus amigas. -Sí, señora, lo que ustedes decidan… -murmuró Areana. Por fin llegaron a destino y Eva, que descansaba echada de costado en el living, se puso inmediatamente en cuatro patas al oír la llave girando en la cerradura. Elena entró seguida por Areana, que luego de cerrar la puerta se puso inmediatamente en cuatro patas. -Hola, perra… -saludó Elena yendo hacia Eva. -Hola, señora Elena… -contestó aquélla y no vaciló cuando la dómina le ordenó que le besara los zapatos a modo de saludo. Mientras lo hacía le pasó por la cabeza, como una ráfaga, la historia de su relación con Elena, desde aquella primera conversación en el vestuario del gym hasta ese momento, cuando se humillaba besándole los pies. -Vos, nena puta, desnudate y después síganme al baño. –ordenó Elena luego de disfrutar intensamente de la muestra de sumisión de Eva. Una vez en el lugar extrajo de su bolsa el cajón, junto con la pequeña pala de plástico, lo puso en el suelo y lo llenó de arena mientras ambas sumisas observaban la acción intrigadas. -Voy a empezar por vos, Areana. ¿Tenés ganas de hacer pis? -Sí, señora Elena… -Bueno, metete en la bañera. -Sí, señora… -dijo la sumisita y una vez en la bañera Elena le dijo: -A partir de ahora se acabo el mear y cagar como las mujeres. Ustedes no son seres humanos, no son mujeres sino perras y, por tanto, van a mear y a cagar ...
... como las perras. A ver, levantá una pata trasera. Areana experimentó en su interior una sensación de humillación extrema, dolorosa sicológicamente pero al mismo tiempo tuvo la certeza de que efectivamente ella era una perra en el cuerpo de una mujer. Lo que le estaba haciendo Elena la ponía indefectiblemente de cara a su condición de animal y ella no podía resistirse, no podía negar que aquel manejo humillante la excitaba mucho, al punto de que se estaba mojando. Sintió que las mejillas le ardían cuando levantó, flexionada, su pierna derecha diciéndose a si misma mientras brotaba el chorro de orina: “No tengo piernas y brazos, tengo patas… patas delanteras y patas traseras…” -¡Bien, perrita! ¡Muy bien! –se entusiasmó Elena mientras Eva seguía la escena fascinada. La había excitado ver a su hija orinando como orinan las perras y sintió un fuerte y morboso deseo de hacer lo mismo. -Bueno, ahora salí de la bañera y echate en el piso que tu mami te va a limpiar la conchita con la lengua. -Sí, señora… -murmuró la niña estremecida ante la inminencia de disfrutar de la lengua de su madre. Un instante después, Areana estaba tendida de espaldas en el piso y Eva le pasaba la lengua por la concha, limpiándole las gotas de pis que allí habían quedado y bebiendo con fruición ese resto. -Ahora vos, perra. –le dijo Elena. -¿Tenés ganas de mear? -Eva asintió y debió meterse en la bañera y repetir lo hecho antes por su hija. Orinó con la pierna derecha levantada y fue intenso el placer perverso ...