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UN SHOW MUY CARO; COSAS QUE PASAN EN LAS OFICINAS
Fecha: 20/10/2017, Categorías: Voyerismo Autor: rafles69, Fuente: SexoSinTabues
... Era increíble el aguante de este muchacho pensaba Roberto a punto de eyacular. – Alto – Dijo Laura mirando con cariño a su jefe – Viene lo mejor- Páseme su silla Licenciado. “Es mi turno” pensó jadeando Roberto pero no fue así. Laura se arrodillo sobre la silla de oficina recargándose sobre el respaldo y levantando el culo lo más que podía. Arturo se subió a la silla cuidando que las piernas de Laura, muy juntitas, quedaran entre sus pies. En posición de lobo y con una experticia envidiable, demostrando que él también tenía unas piernas muy poderosas, se puso en cuclillas y como si fuese un cuchillo en mantequilla le metió la verga a Laura en su reducido ano. Laura gritó de placer. A Roberto no le importó nada y poniéndose de pie se acercó a Laura pretendiendo que esta le mamara la reata pero por enésima vez fue rechazado. Arturo pujaba y repujaba por el esfuerzo y con el rostro enrojecido le dijo a Roberto; - un show de estos no lo ves en ningún lado, cabrón – Roberto se jaló su pene y sobó sus testículos hasta que una explosión de color blanco inundó su cerebro al eyacular. Al mismo tiempo Arturo se venía dentro de Laura que parecía se desmayaba de tanta alegría. –¡Que rico, que sabroso papi! – decía Laura en queda voz. Mientras Laura se lavaba y vestía en el baño, Roberto y Arturo quedaron mudos sin mirarse en la oficina sin cubículos ni privados. Las empresas prefieren esta geometría impersonal y sin ...
... privacidad que previene que los empleados utilicen los recursos de manera inapropiada. “En lugares así, los jefes son menos jefes, y los subordinados más iguales”, alguien había comentado. Antes de despedirse, Laura besó suavemente a su jefe en los labios y le enseñó su celular que mostraba una foto de Roberto masturbándose solitario en la oficina. - ¿Me da permiso de faltar mañana, Licenciado?- dijo con cierto tono de burla que no podía ocultar. Los pasos se esfumaron en las escaleras mientras la lluvia comenzaba a golpear con más fuerza las ventanas. Casi cerraba la puerta a sus espaldas cuando sonó el teléfono. “Debe ser mi esposa que necesita algo para la cena” – pensó Roberto- regresando a la oficina. No era su esposa. Era Víctor, el marido de Laura que preguntaba por ella pues sabía que ese día trabajarían hasta muy noche pues tenían que terminar un proyecto urgentísimo. – Esta muy ocupada en una llamada, pero le digo que le llamaste - dijo Roberto con un dejo de tristeza y una opresión en el corazón. – Le llamo a su Celular- contestó Víctor; - ¡Que terminen pronto! - Esa noche, Roberto miró a su esposa en ropa interior al meterse a la cama. Al observar la espalda baja de la mujer recordó el video que había visto por la tarde; juraría que eran la misma persona. Su mujer tenía un culazo; y su asistente también; eso era dicha. La camisa con una tanga negra en la bolsa se fue al bote de la ropa sucia.