Mi esposa...
Fecha: 26/01/2019,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Lucas, Fuente: CuentoRelatos
... misma, y sobre todo decidida a satisfacer a cuanto macho lo demandara. Ante la eventual pérdida de mi amigo en el juego, que seguía haciéndose cada vez más impúdico y en la seguridad de su desmedido deseo de lanzarse sobre los generosos senos de mi bella esposa, para por lo menos manosear y sobar aquellas tetas que le estaban enloqueciendo, decidí darles a ambos una serie de instrucciones, que obligados por la cachondez que nos dominaba a todos, cumplieron sin reparo alguno. Mi esposa, siempre sonriente y divertida, rápidamente se puso de pie cerca de la única lámpara que alumbraba el dormitorio. Mi atormentado amigo, parsimoniosamente se ubicó detrás de ella. Recuerdo claramente cómo mi mujer, con gracia y soltura, recogió el borde inferior de la prenda que vestía y subió el mismo a la altura de su cuello, mostrando orgullosa y sin inhibiciones la desnudes de sus grandes pechos que se balanceaban eróticamente mientras ejecutaba sonriente un paso de baile, tarareando la canción que sonaba en el ambiente. Mía, cual si fuera una profesional del baile exótico, mantenía las manos levantadas sobre su cabeza llenando su tórax de aire, como queriendo acentuar aún más, el volumen de sus magníficas tetas, al mismo tiempo que metía su abdomen exhibiendo coquetamente su delicado ombligo. Mientras tanto mi amigo, detrás de ella y tentado por el perfume, el calor y la sinuosa figura femenina de mi esposa quien se movía con lascivia, tenía que limitarse simplemente a estirar, con los ...
... dedos pulgar e índice, los recios pezones de aquellas formidables mamas que se balanceaban excitantemente haciendo perder la cabeza a cualquiera. Mi pobre amigo, con delicadeza y sumo cuidado, pasando las manos debajo de los brazos extendidos de ella y procurando mirar excitado sobre la cabeza de mi mujer las tentaciones de su cautivante anatomía, procedió a cumplir su difícil castigo y conteniendo sus deseos al máximo estimulaba tímida y delicadamente con los dedos, aquellos pezones que se erguían desafiantes y como gruesos índices me apuntaban alternadamente por los suaves y eróticos movimientos de su sinuoso cuerpo. Sin embargo, noté que mi amigo no pudiendo contenerse más, trataba de pegar lo más posible el enardecido bulto formado entre sus piernas bajo su pantalón al generoso culo de la hembra que sonriente y complacida se movía delante de él cual brindando una calurosa invitación al placer de gozarla. Quedé fascinado al ver cómo ella al notar la proximidad de la erección de mi amigo, no hizo otra cosa que sonreír y mirando sensualmente hacia atrás sobre su hombro y acentuando sus voluptuosas formas, arqueó su espalda levantando sus caderas y moviéndolas coquetamente en círculos, masajeó con la redondez de aquel generoso trasero el pene erecto de él, como queriendo reiterar y reafirmar su completa disposición para gozar plenamente esa noche, mientras indicaba lo mucho que apreciaba las cosas fuertes y duras, empleando un tono de voz exageradamente insinuante que hacía ...