una enfermera para recordar
Fecha: 26/01/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: Old-Legolas, Fuente: SexoSinTabues
... aliento se puso guantes de latex y agarró mi agarrotado pene . No sé en qué momento me saqué el pantalón. “Te voy a hacer un regalito que vas a recordar todo tu vida” me dijo. –Bueno –Dije , mientras asentía con la cabeza, qué más podía decir? Si digo algo me despierto, pensé. Descubrió mi glande con ambas manos y se lo metió en su caliente boca. Hay como succionaba, era una máquina de ordeñar, con una mano meneaba mi garrote y con la otra apretaba mis testículos, en unos momentos estaba como loco, uno de sus dedos se deslizó suavemente en mi ano, estaba bueno, la dejé hacer. Sacó mi pene de su boca, me miró y me dijo “Esto te va a encantar” con el dedo en mi ano, me recostó con el pecho sobre la camilla dejándole mi trasero a su merced. Introdujo otro dedo en mi agujerito que ya se empezaba a estirar mucho y los empujó bien profundo. Fue una nueva sensación. Empecé a sentir algo extraño que nunca había sentido, unas ganas como de eyacular y orinar al mismo tiempo. Había presionado lo que luego me enteré era la próstata. Cuando empezó a mover esos dedos me volví loco, mi pene parecía que iba a explotar, empecé a tener espasmos, se me aflojaban ...
... las piernas, me agarré de la camilla para no caerme. Sus dedos se movían dentro de mi ano cada vez mas rápido Quería decirle que parara pero solo me salía “Aaaaaaahhh” “Uuuuuhhh” ella aumentó la presión contra mi punto G, tanto que sentía las gotitas de semen recorrer todo mi pene y salir por la enrojecida punta. No sé cuanto duró este ordeñe pero ya parecía que no podía más, quería descargarme yá. Sin sacar sus dedos se puso debajo mío y volvió al ataque con su boca, casi todo mi miembro desapareció dentro de ella, Su lengua se movía sobre mi glande, no aguanté mas y descargué todo lo que tenía dentro de su boca. Mi orgasmo duró como 30 segundos, fue interminable, su boca no dejaba de chupar y sus dedos no paraban de masajear, en cada espasmo mi ano se contraía y apretaba sus dedos que presionaban aún más, sentía mi esperma recorrer todo mi pene hasta la salida Cuando estuve ya sin aliento me soltó Estaba mareado, exhausto, me temblaban las piernas, pero estaba feliz, muy feliz. Quedé recostado en la camilla mirándola. Se sacó los guantes, se puso el guardapolvo, me dio un beso en la mejilla y se marchó. Tenía razón, no la olvidé nunca. Old-Legolas