1. ¡Qúe primita!


    Fecha: 30/01/2019, Categorías: Incesto Autor: Ricardo Diaz, Fuente: CuentoRelatos

    ... rodilla hizo en Hugo el efecto deseado por ella y su verga rápidamente volvió a tomar las dimensiones de unos momentos antes. -¿qué vamos a hacer? Y apretó más su rodilla a la verga de él. Hugo llevó su mano al muslo de ella, apretando decididamente. Sintió el contacto de su mano en el muslo, cerca de su sexo y no pudo evitar un estremecimiento de deseo. -¿te gustaría volver a hacerlo? -Dijo ella, finalmente. El movió la cabeza afirmativamente, le tomo la mano y la llevo al dormitorio, donde la tumbo sobre la cama. Ella no quería pensar en Hugo como su primo sino como el hombre que la haría feliz. -ven, dame tu cosa. -chúpamelo. Ella se tragó su verga como si fuera un helado, chupando frenéticamente, apretando los labios y llevando el glande hacia atrás, hasta dejar descubierta su descomunal cabeza. Después saco su boca y empezó a pasarle la lengua por los costados, poniendo la puntita de esta sobre el hoyito de la cabeza de su verga para después pasearla hasta las bolas, que se metió en la boca y las apretó entre la lengua y su paladar. Siguió por debajo de las bolas y llego hasta el culo de él, donde metió su ...
    ... lengua lo más que pudo, haciéndolo saltar de gusto. Hugo se apartó y se tiró entre las piernas de ella, metiendo su lengua en su sexo, que lucía unos labios carnosos, gruesos y húmedos. Llego al clítoris y al solo contacto ella arqueo su cuerpo, quedo en suspenso un momento y finalmente se derramó en la boca de su primo. Él se puso frente a su prima, con la verga en su máximo esplendor, a cuya vista ella se estremeció de gusto al pensar que pronto la tendría dentro de su cuerpo. -métela, primito, métela ya, por favor. Y abrió sus piernas levantándolas de manera de dejar expuesta todo su sexo a la vista de su primo, el que puso su verga en la entrada y comenzó a pasársela por los costados, sin decidirse a meterla. Finalmente empezó a introducirle su instrumento lentamente, muy lentamente, exasperándola del deseo de tener esa herramienta completamente enterrada en su coño. -ayyyy que ricooo. -¡me viene, ya me viene, voy a acabar! -¡huuuuyyyyy m’hijito, que riiiicoooo! Y los dos terminaron bañados en sudor y unidos en un fuerte abrazo sobre la cama, el sobre ella, con su instrumento aun metido en la vulva de su prima. 
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