1. La mejor Nochevieja de mi vida


    Fecha: 31/01/2019, Categorías: Intercambios Autor: libelula, Fuente: CuentoRelatos

    Llegó mi marido a casa comentando habían quedado los amigos que frecuenta en el Club de Golf, en reservar cena-cotillón de Noche Vieja, incluyendo habitación, en un Hotel de la Ciudad. Seríamos cuatro parejas y habían comentado la posibilidad de hacer intercambio para empezar el año, con un toque de sexo que diera emoción a nuestras vidas en el año a estrenar. Por mi parte celebré la idea, ya que mi marido y yo somos liberales y compartimos las aventuras de cada uno. Los demás también quedaron en comentar esa posibilidad con sus esposas. Las reservas se hicieron con antelación, para evitar sorpresas de última hora. La cena-cotillón recomendaba etiqueta, así que podría lucir modelito. Las demás señoras también dieron su conformidad a la velada, tal y como se había programado. Estaba nerviosa los días previos ya que no conocía a nuestros nuevos amigos, todos ellos ajenos a nuestro círculo tradicional. Llegado el día nos acercamos al Hotel con antelación suficiente para ocupar la habitación reservada. Mi marido cumplimentó el registro recogiendo la tarjeta de acceso a la habitación. Con tiempo suficiente fui maquillándome y preparándome para la cena. Elegí un vestido largo, con las espalda descubierta y una abertura en un lado que mostraba totalmente mi pierna izquierda, que para darle un toque sensual iba cubierta de medias y liguero. A la hora prevista bajamos al salón donde se celebraba la fiesta. Allí fui conociendo a nuestros nuevos amigos. Las damas pasaban de los ...
    ... cuarenta, eran elegantes y atractivas, igual que sus maridos, todos ellos atentos, con clase y rondando los cincuenta. Me tranquilizó saber que el que me tocara en suerte sería agradable y podría sentirme a gusto. Con mis 38 años era la más joven y sabía sería la más deseada, aunque solo fuera por edad. Después de la cena, por cierto exquisita, llegaba la hora más emocionante. Se acercaban las campanadas, las uvas y el conocer al que sería mi pareja toda durante la noche. Se separaron los caballeros a una distancia prudencial de nosotras, metieron las cuatro tarjetas de las habitaciones en el bolsillo de uno de ellos y cada uno fue sacando la suya. Las señoras sabríamos quien nos había correspondido cuando tras las uvas, nos felicitara el afortunado acompañante. Los nervios estaban a flor de piel, ya eran casi las doce, todos nos mirábamos con impaciencia morbosa, sonrisas insinuantes y pícaras, la última campanada dio paso al alboroto, a las felicitaciones y besos de unos con otros. Roberto se acercó a mí y atrayéndome de la cintura me besó en la boca, fue un beso apasionado al que correspondí. "No sabes lo que deseaba este momento, he sido el más afortunado y haré que no olvides esta noche". Le sonreí y me dispuse a disfrutar de la noche que prometía divertida y apasionante. Roberto era el marido de Marta, una rubia pija, que iba de señora de empresario adinerado y solía mirar por encima del hombro. No trabajaba y sus actividades se ceñían a ir de compras, frecuentar el salón de ...
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