La mejor Nochevieja de mi vida
Fecha: 31/01/2019,
Categorías:
Intercambios
Autor: libelula, Fuente: CuentoRelatos
... esteticien, presidir un rastrillo social y presumir de esposo rico y guapo. Me sorprendió aceptara entrar en el juego en el que nos habíamos metido. Su marido Roberto, mi acompañante, además de simpático, era atractivo, le iban bien los negocios y se rumoreaban algunos romances que su mujer parecía desconocer. Su experiencia sexual me garantizaba sexo de calidad. Tras su apasionada presentación comenzamos a bailar y como era de esperar no tardó en apretarme contra él. Repasó toda mi anatomía por encima del vestido mientras me susurraba al oído la hembra tan magnífica que la suerte le había deparado y las cosas que pensaba hacerme para darme placer durante horas. Me excitaba el roce de su cara en la mía y sus palabras subidas de tono que no dejaba de decirme. Me besaba en el cuello, notaba su mano en mi cintura desnuda y pronto notó que el contacto de su mano me hacía estremecer, había descubierto uno de mis puntos sensibles. Notaba su bulto en mi pubis y lejos de rehuirlo lo buscaba a cada movimiento. De vez en cuando tomábamos alguna copa que favorecía mi desinhibición, entregándome más a sus deseos, dejando que sus manos me repasaran de arriba a abajo. Después de una hora con una excitación imposible de aguantar, propuso dejar la fiesta y subimos a la habitación. Nuestra soledad en el ascensor fue bien aprovechada por Roberto, que en el escaso tiempo quiso comprobar el estado de mi coño, dando su aprobación entre risas de los dos. Entramos a la habitación y ...
... apresuradamente me bajó el vestido que cayó al suelo. "Estás más buena de lo que imaginaba", dijo contemplando mi figura con la lencería muy sexi que había escogido para la ocasión. Quise ir al baño a asearme pero me lo impidió diciéndome le gustaban los coños sucios y empapados, con su sabor y olor natural. Me senté al borde de la cama, le desabroché el pantalón y sacando su verga, que hacía rato deseaba y sentía curiosidad por cómo sería. Se la mamé sin dejar ni un poro de su piel sin repasar con mi lengua y se la puse al máximo. Se tumbó en la cama boca arriba y me hizo poner en posición de 69. Continué la mamada poniendo en práctica toda mi experiencia y técnica practicada en las numerosas pollas que tuve ocasión de llevarme a la boca y la suya alcanzó un tamaño espectacular a punto de reventar. Durante ese tiempo él también jugó con mi coño mostrando sus habilidades que eran muchas, haciendo manar abundantes jugos. Repasaba mi raja de arriba a abajo con su lengua abriéndome los labios de par en par y aumentando mi deseo de ser penetrada. Succionó el clítoris, que fuera de su capuchón estaba erecto como un micropene... Lo apretaba suave con los labios, luego oprimía con sus dientes a la vez que su lengua lo lamía haciéndome temblar. ¡Qué pasada de comida de coño! Tampoco se olvidaba de mi ano, en el que desde hacía rato metía su dedo pulgar dilatándolo. Necesitaba sentirme poseída pero Roberto parecía no acabar nunca su faena y quería hacérmelo desear demasiado y lo que consiguió fue ...