1. Todo por una infección de orina


    Fecha: 01/02/2019, Categorías: No Consentido Anal Autor: Siles7, Fuente: CuentoRelatos

    ... últimos rastros de semen y sangre virgen. Se ayudó saliendo al lavabo y pasando un papel algo humedecido, y cuando vio que al menos ya no había rastros rojizos se alegró un poco. El agua del grifo venía bien para aliviar el escozor de su coñito. Tras la operación lavado, Judith aprovechó para arreglarse un poco, colocarse bien las prendas y peinarse. El maldito negro había roto algunos botones de su camisa blanca, pero no era momento de pararse en detalles. Abandonó el baño una vez se hubo arreglado lo mejor que pudo. Buscó el móvil para contarle a Mónica sus penas pero no lo encontró. Eso era horrible, ¿dónde lo había perdido, en casa, se lo habría robado el negro? Pero lo importante, más que el móvil, era poder oir la voz de su amiga. Y eso no era posible... Un mapa en la pared contigua le ayudó a situarse dentro del hospital. La entrada principal estaba hacia la izquierda, se dirigió hacia allí, mientras pensaba como decir en inglés su problema de salud (la violación ni mencionarla, qué vergüenza). Judith se dirigió hacia el mostrador de información, con el dolor sobre su parte inferior del cuerpo muy aumentado. Cuando llegó allí explicó en hábil inglés su problema de infección de orina y pidió hablar con el especialista. Añadió que no era de ese país, pero tenía una tarjeta con la que validar su permiso sanitario. Pero la mujer del mostrador le contestó que no era posible en su situación de paciente desplazada acceder directamente al especialista, tendría que ir primero ...
    ... al médico de cabecera, hablar con él y que le diese un volante para el otro médico. Judith aceptó a regañadientes, porque sabía que esto no iba sino a retrasar su tratamiento. Se dirigió a la segunda planta por el ascensor, donde atendía el médico que le habían indicado. Judith, por suerte, no tuvo que esperar mucho a que el médico la atendiese, se ve que por ser verano no había muchas personas en la sala de espera. Sólo tuvo que esperar a un par de ancianos antes de que ella pueda acceder al médico de cabecera general. Judith intentaba disimular la violación lo mejor que le era posible, intentó adoptar una expresión más positiva en su cara, pero al ver que la gente le miraba muy sospechosamente decidió simplemente ocultarla tras una aburrida revista. Al rato, el médico la llamó por su nombre y entró rápidamente en la consulta. El hombre ataviado con una bata rondaría ya sus sesenta, conservaba poco pelo en la cabeza y tenía un aspecto de sobrepeso poco acogedor. Pero a Judith le pareció muy amable y que le sonreía mucho. Le explicó el problema que había tenido al levantarse al mear por la mañana, y que su amiga le había comentado que podía ser una infección de orina porque lo había visto otras veces. El médico le dio la razón. Insistió, como insisten todos los pesados de los médicos de cabecera en hacerle un reconocimiento básico, tras el cual le derivaría al especialista. Judith intentó decir que no tenía sentido, pero dio igual. El médico, amargado tras estar todo el día en ...
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