1. La primera vez que cogí a una perra.


    Fecha: 02/02/2019, Categorías: Zoofilia Autor: Andy19, Fuente: SexoSinTabues

    ... estaba que la hacía solita a un lado y se movía hacia atrás para que la penetrase en cuanto antes. Realmente no supe cuánto tiempo pasé así, que el Pittbull logró soltarse y se posó detrás de nosotros como esperando su turno, oliéndome el ano. Lo alejé lo más que pude, celoso de mi hembra y metí poco a poco mi verga en el canal ya dilatado, con dificultad, resbalando poco a poco, con el lubricante y los fluidos de la perra escurriendo en mis manos. El perro se posó por delante, atento a la faena, mientras yo, un poco torpe, metía y sacaba el falo lo poco que podía, lentamente, sin lograr del todo mi cometido. Pasaron unos cuantos minutos más hasta que, desesperado, metí de jalón toda mi verga hasta el inicio de los huevos, que por el calor ya estaban colgando al máximo. La perra dio un tirón muy suave y sentí como vencía la rigidez de dicho músculo para encontrarme con la cavidad más deliciosa que puedan imaginar. Me quedé así, inmóvil, un par de segundos, imaginando lo que acababa de hacer… prácticamente había desvirgado a mi perra y no la iba a dejar así, chillando, no sé si de dolor o de placer. Sabía que debido a razones obvias no me era posible quedarme pegado a la perra como muchos presumen, pero aun así veía como lo que yo considero los labios, se estiraban hacia atrás mientras el mete y saca, al tiempo que el músculo en cuestión succionaba el tronco cada vez que lo metía. Unos minutos más tardé así, disfrutando cada instante, tanto que no me di cuenta cuando el ...
    ... Pastor Alemán se soltó y se unió al espectáculo. Cuando no pude aguantar más la deslechada me pegué lo más que pude a la perra, bien agarrado del vientre para que no se escapara y le solté toda mi leche en su cálido interior hasta quedarme vacío. No sé si realmente me quedé pegado a ella, pero no me aparté hasta que disminuyó la presión en el miembro, quizá porque éste empezó a perder la erección o quizá porque su músculo dejó de contraerse. Le saqué la verga menos tiesa, al tiempo que dejó escapar un buen chorro de fluidos entre el lubricante, sus jugos y mi leche, sobre mis botas, como era acostumbrado. Les aseguro, a éste punto de mi vida, que no había sentido semejante placer ni quizá lo vuelva a tener si no es cogiendo perras. Tan ganoso estaba luego de meses de espera que intenté penetrar de nuevo a la perra cuando me regresó la erección, notando lo hinchado de su sexo por la chinga que acababa de darle. La perra se lamía la concha de los restos de mi semen, lo cual me calentó al máximo. Dejé que los perros se le montaran un rato cada uno, pero apenas observaba que estaban por penetrarlas los quitaba en seguida, esa panochita jugosa era solo mía. El músculo en cuestión estaba más rígido que al principio, pero aun así lo vencí con un poco de fuerza y pude disfrutar de la presión en mi falo y del estirar de los labios cada vez que topaban con mis huevos. Me vine una vez más hasta quedarme sin fuerzas y otra vez permanecí dentro de la perra con las rodillas temblando hasta que ...