1. El estigma (2)


    Fecha: 19/02/2019, Categorías: Incesto Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... Los grados de la temperatura erótica se fueron incrementando paulatinamente hasta alcanzar el nivel en que el hierro funde, con lo que el cortejo de alaridos por parte de Elena, bufidos y berridos por parte de Víctor y por parte de ambos los entrecortados jadeos, los gemidos balbucientes y los amortiguados murmullos de placer se multiplicaron por enésimos factores hasta que las placenteras sacudidas que hacían temblar todo el cuerpo de Elena al discurrir por su columna vertebral los excelsos goces precursores del inmediato orgasmo rompieron en el fondo de su vagina en una sinfonía de múltiples placeres que la llevaban al paraíso del gozo supremo ¡AAAHHH!... ¡AAAAHHH!... ¡AAAGGG!... ¡MEE VEENGOOO!… ¡MEEE VEENGOOO, AMOR MÍO!... ¡ AAAGGG AAAY… AAAY… AAAY!... Víctor se vio transportado al Séptimo Cielo de los más gloriosos placeres que pueda dar el sexo al ver la salvaje forma en que su amada hermanita, su “Putita Hermana” disfrutaba de ese segundo orgasmo del día, primero de esa segunda sesión de sexo casi salvaje. Pero no por eso decreció el vigor, fuerza e intensidad de las embestidas con que regalaba el cuerpo de la mujer amada. Ni mucho menos, pues lo que originó esa casi inmensa dicha fue un incremento de la pasión del mete-saca, así como de la velocidad del mismo, ambas cosas que enloquecían de dicha a su “Putita Hermana”, haciéndola vibrar de enervamiento sexual, en incandescente deseo de que aquello no acabara nunca ¡Dame fuerte Víctor, hermanito, cariño mío, fuerte, ...
    ... fuerte! ¡Así, cielo mío, así! ¡Aaaahhhh…. Aaaahhhh! ¡Qué gusto me das vida mía, mi amor…! ¡Aaaahhhh… Aaaahhhh! ¡Sigue… Sigue!… ¡Así, cielo, así…! ¡Aaaahhhh… Aaaahhhh! ¡Qué bien me lo haces! ¡No pares, cielo mío!… ¡Empuja vida mía, amor mío, empuja fuerte…¡AAAHHH! ¡¡AAAHHH! ¡AAAHHH!! El hermanito también vibraba de deseos de disfrutar él, pero mucho más de que ella disfrutara, pues el disfrute de la tan amada hermana constituía su mayor disfrute. Verla así le enervaba, le encendía hasta el infinito lo que le producía un ansia suprema por hacer lo que su hermana le demandaba: Incrementar hasta el infinito el vigor, la fuerza, y la velocidad del increíble mete saca. En efecto, la virilidad del hermanito entraba y salía del “tesorito” de la hermanita incesante e incansablemente, haciendo que sus testículos se estrellaran una vea y otra en el trasero femenino, en ese punto donde acaba la vagina junto al canalillo que lleva hasta el ano. Esa renovada forma de entrar en la vagina de Elena, hizo que el segundo orgasmo de esa segunda tanda sexual de la tarde, ya más que de la mañana, rompiera en la vagina de la hermanita con denodada fuerza inundándola de enervante dicha que la llevaba a la misma Gloria. No, para Elena empezaba a estar claro que para entrar a disfrutar del Cielo Prometido no era necesario morir, con una tarde de amor sazonado con el maravilloso sexo de su hermano era suficiente Pero como el horno estaba lo suficientemente caliente, ese segundo orgasmo de la segunda tanda ...
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