El metro
Fecha: 22/02/2019,
Categorías:
Voyerismo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... brazo y besándonos suavemente. Cuando me bajé en mi parada la besé, ella me acarició la mejilla y cuando se fue el tren me lanzó un beso y me dijo: -"Hasta mañana"... en ese momento creí alcanzar el cielo. El tener dos palabras suyas me hicieron el ser más feliz de toda la tierra, me había regalado algo precioso, algo importante tanto para mí como para ella. Era algo un tanto estúpido, pero estaba loco por ella. Estaba enamorado de una mirada, de unos suspiros, de una forma de caminar, de moverse. No conocía nada de ella, ni su nombre, ni su voz, ni sus ideas o pensamientos, pero mi corazón la pertenecía y lo único que quería era volverla a ver, volver a pasar otro extraordinario rato con ella, a solas. Cuando la volví a ver, el lunes en el metro, intenté hablarla, pero ella me hizo callar con un gesto y noté en su mirada y en sus gestos que no quería que habláramos, por algún extraño motivo. Seguimos teniendo nuestro encuentros en el metro, con nuestros particulares "juegos" durante toda la semana. Yo esperaba encontrarla el fin de semana, para ello volví a ir al pub donde la encontré... o ella me encontró a mí. Allí estuve esperando toda la noche del viernes y la del sábado, pero ella no apareció. Me estaba volviendo el pesimismo, y empezaba a sentirme derrotado. Cuando el lunes por la mañana no la encontré en el andén me temí lo peor. Y efectivamente así fue. No la encontré en toda la semana, y eso que la esperaba en el andén a todas horas por si acaso la veía pasar, por ...
... si se había retrasado, por si... Me estaba engañando. Esta vez no volvería, esta vez no. Me había vuelto loco al enamorarme de alguien sin ni siquiera conocerla, era algo absolutamente estúpido que no podría terminar bien. El amor es algo mucho más complicado que una simple atracción física y sexual. Pero había algo que no podía negar, en una pareja el deseo es fundamental. Esa corriente de hormonas que circula del uno al otro es uno de los motores más importantes de una relación. Y de ese deseo mi desconocida y yo teníamos mucho. Pasé muy deprimido todo el fin de semana, y toda la semana siguiente, y la siguiente, notando la pérdida de algo especial en mi vida. Ella no aparecía por ninguna parte, no la encontraría nunca. Ese fin de semana me decidí a olvidarme de mis penas, superar la pérdida y salir a la calle. Precisamente me habían invitado a una fiesta de inauguración de la casa de unos amigos. Iría mucha gente nueva, amigos de amigos, amigas de amigos, era una buena oportunidad para lanzarme. Así que me fui a la fiesta. Estaba siendo una buena noche, había conocido a un montón de gente nueva, buena gente, me estaba divirtiendo, el ambiente era inmejorable. Entonces un conocido mío se me acercó. - Caray, cuánto tiempo sin verte, ¿cómo te van las cosas?. Me preguntó. - Bien hombre bien, ahora mucho mejor, esta fiesta anima a cualquiera, es sensacional. Estuvimos charlando un buen rato riéndonos de antiguas anécdotas y tomando el pelo a antiguos amigos. Entonces me confesó ...