1. El capataz y el señorito


    Fecha: 22/02/2019, Categorías: Gays Autor: dante1802, Fuente: SexoSinTabues

    Un joven de ciudad regresa a una vida de campo donde el capataz le domará y lo hará su marido. Los rayos del sol quemaban y la temperatura superaba los 39 grados. Era primavera cuando Ricardo regresó a la hacienda propiedad de su familia. El joven contaba 19 años de edad y se había ido a estudiar a la ciudad desde hace 10 años. Quizás había regresado tres ocasiones en todo ese tiempo y no por más de una semana. Esta vez había vuelto porque su madre estaba enferma y le había llamado para hablar con él. Pocos lo reconocieron cuando Ricardo entró a la Hacienda, ya no era aquel niño que se fue. Ahora era un hombre muy bien parecido. Alto de 1. 70, delgado, pues practicaba natación, blanco, cabello rubio y ojos azules como los de su difunto padre. El chico tenía el porte de un joven de ciudad. Apenas si saludó a los sirvientes que lo recibieron inmediatamente llegó a la habitación de su madre para saludarla. Mamá: Hijo me da tanto gusto verte. Sabes que no he podido ir a la ciudad por mis problemas de salud, por eso te pedí que vinieras. Ricardo: lo sé mamá, aunque debo confesar que tu llamado me asustó, pensé que se trataba de una emergencia. Mamá: Lo es hijo, ya no tengo las fuerzas para seguir haciéndome cargo de la Hacienda, temo que en cualquier momento puedo irme y necesito que tú como único heredero te hagas cargo de todo y para ello debes conocer perfectamente lo que te pertenece, solo así ocuparas mi lugar. Mamá: pero madre, tú no vas a morir y yo no puedo quedarme aquí. ...
    ... Yo no estoy acostumbrado al campo, yo amo la ciudad. Mamá: lo siento hijo, pero no hay otra opción si quieres gozar de toda la fortuna, deberás quedarte a cuidar de ella, de lo contrario lo perderás todo. Las últimas palabras de su madre resonaban en la cabeza de Ricardo que odiaba la idea de quedarse en ese lugar. El calor era insoportable a pesar de que el sol se había ocultado y ya era de noche. Ricardo se quitó la ropa y se metió a la ducha, el agua fría refrescaba su cuerpo que se calentaba por el ambiente del lugar. Al terminar de bañarse tomó una toalla y se la ató a la cintura y salió del baño descalzo y chorreando agua. Buenas noches señorito Ricardo, era una voz gruesa y muy varonil la que saludó al joven, que asustado volteó a ver al hombre que había entrado a su habitación sin permiso. Los ojos del muchacho observaron con detenimiento al hombre que debía medir alrededor de 1. 90, de piel morena, cuerpo musculoso, cabello corte militar y barbado, de alrededor 40 años y vestido con pantalones vaqueros, botas, camisa de cuadros abierta y con una playera que apenas cubría su pecho lleno de vellos. De facciones toscas y ojos negros; sostenía un sombrero vaquero en sus manos. Ricardo: Qué hace usted en mi cuarto? Quién le dio permiso de entrar? Disculpe joven pero quería presentarme soy Bruno el capataz y hombre de confianza de su madre, quien se encarga de todo, quería presentarme con usted. Ricardo pudo sentir como el hombre lo barrió con la mirada recordando en ese ...
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