1. Un viaje de egresados con final feliz


    Fecha: 23/02/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Estábamos en nuestro viaje de egresados en Bariloche. Éramos un colegio de varones, por lo cual nuestra única meta, para aquel viaje, era trabar amistad con alumnas de algún colegio de señoritas. Transcurría el mes de agosto, pleno invierno en el sur, y el hotel estaba repleto de estudiantes. Cuando llegamos, nos fijamos en la cartilla y de los 10 grupos que había alojados en el hotel uno sólo era exclusivamente de mujeres. Se trataba del Colegio Virgen Niña de la ciudad de Córdoba. Nosotros éramos del Comercial Faustino Sarmiento de Fiorito. Nos acomodaron en tres habitaciones ubicadas en el tercer piso, a razón de cinco por habitación. Bailábamos en una pata cuando vimos que las chicas del Virgen Niña ocupaban las otras cuatro habitaciones del piso. El viaje de egresados es un punto de inflexión en la vida de cualquier adolescente, sea hombre o mujer. Los grupos generalmente van acompañados por adultos. Nosotros por ser todos varones, habíamos conseguido que ningún padre o profesor se "pegara" en el viaje, mientras que, el grupo de las chicas, supimos enseguida que estaban acompañadas por las profesoras de música y biología. La idea de que dos "vejestorios" cuidaran a las chicas nos parecía totalmente desalentadora, ya que, era el impedimento natural para que entabláramos un relación rápida con ellas y en consecuencia, pudiéramos lograr algo de acción. Mayor fue nuestra sorpresa, cuando a la hora del almuerzo, donde todos los egresados comparten el mismo comedor, vimos ...
    ... que las profesoras del Virgen Niña, no eran, como suponíamos, un par de gruesas ancianas sino que se trataba de dos jóvenes que no superaban los 25 años de edad. Mara, así se llamaba la profe de música, era una morocha de aproximadamente un metro sesenta de estatura, con el cabello largo lacio, delgada pero con las formas bien dibujadas. Tenía escaso busto y el culito era redondo pero pequeño. Lorena, en cambio, profe de biología, era rubia, de la misma estatura que Mara, pero con grandes tetas y un culo bien parado y firme. Mara era muy bonita de cara, pero Lorena tenía cara de "atorranta" según catalogó Sergio, uno de mis compañeros de habitación. El trato con las chicas, de entrada, distó mucho de lo que hubiésemos querido. Venían de un colegio de monjas, eran extremadamente puritanas y la cosa con ellas no pasaba de un par de boludeces circunstanciales, pero que no daban pie para nada emotivo. Tal era la cosa que al segundo día no les dimos más bola y nos dedicamos a hacer la nuestra: ir a bailar, emborracharnos, fumarnos algún porro y cagarnos de risa de todo y de todos. Cada noches, desde nuestra llegada, habíamos ido a bailar, por lo que nunca dormimos más de dos o tres horas cada veinticuatro. Yo y mis compañeros, Sergio, Martín, Felipe y Trabuco, estábamos destruidos, por lo que la última noche (al día siguiente a la mañana regresábamos) decidimos quedarnos en el hotel. Felipe había conseguido dos porritos de dudosa calidad, y esa noche el hotel quedaría virtualmente ...
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