Era hora - Relatos Eróticos

Era hora

... nunca había tenido en sus más de sesenta años y era similar a una suave corriente.El la charla la ví en detalle, la transpiración en su pecho y espalda me despertaba un sentimiento erótico intenso, sin querer nos habíamos tomado de las manos y nuestro dedos tamborileaban en la palma de la otra, su pelo crespo en una cabellera armada y sus ojos oscuros completaban un cuadro que me gustaba.Ya en el vestuario se sorprendió al no ver cambiadores y estar las duchas a la vista, estábamos las dos solas, ella me dijo que nunca había estado en un vestuario así y que no se bañaría, pero el olor de su transpiración era evidente. Con soltura me desnudé y me dirigí a la primera ducha, la abrí y le pregunté sobre cual quería que abriera, no escuché su repuesta y abrí otra.Me bañaba y la veía como con pudor se desnudaba y tapándose hasta donde pudo llegó a la tibia ducha que le había preparado. Se quedó contra la pared y le empecé a hablar ella estaba avergonzada, dura, con torpes movimientos. Pero pude apreciar su cuerpo en su totalidad, sus pechos medianos no habían caído, su cola no dejaba de estar firma, su abdomen mostraba la cicatriz de una lejana cirugía, sus delicados pies estaban ...

... cuidados, sus uñas pintadas, su pubis recortado a la par de la marca de sol de una bikini, en fin la miraba y noté que ella también lo hacía.Le pedí que me ayudara con el shampoo, como una escusa para sentir sus manos en mi. Desnudas de pie en medio de las duchas las dos nos secamos con lentitud, de lo trivial pasamos a una charla más íntima, para ella esto era algo nuevo, para mi no.Ya en mi casa mi cabeza daba vueltas sobre lo vivido, las fantasías invadían mi mente, no sabía si la volvería a ver.Pero seguimos coincidiendo en clase y la rutina de bañarnos solas en la ducha se mantenía, demorando nuestra ida a ellas. Un día nos abrazamos y así desnudas las dos, con el tiempo nos bañamos junto con todas las demás de la clase. Ella me dijo que estar junto a diez mujeres tosas desnudas, con los cuerpos mojados y transpirados la había transformado y la hacía feliz-Nunca pasamos de un beso o un abrazo, nunca dijimos de tener sexo, ella madre, abuela, casada, formal, luchaba contra su cultura.Un día tocó el timbre de mi casa._Era hora de venir me dijo, con una sonrisa que terminó en una carcajada de alegría._Disfrutémonos le dije._Enseñame por favor fue su repuesta.Continuaré mi relato otro día.