1. La Cantina


    Fecha: 24/10/2017, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... ya mi patrona había colocado una caja de madera en el piso con un cobertor encima, al verme entrar se recostó de espaldas en el cobertor levantándose la falda y abriendo las piernas, me acerqué con intención de besarle el chumino, pero me urgió en voz baja: - No hay tiempo, métemela de una vez, ya estoy que ardo. Me bajé el pantalón y sin más preámbulo se la dejé ir. Se volvió a bajar la blusa para que le besara los senos, a lo cual no me hice del rogar. En menos de diez minutos estaba yo llenando de leche su vagina. Me hizo pararme y me limpió con su lengua la pirinola, enseguida se paró y se compuso la ropa, mientras yo trataba de guardar mi instrumento todavía listo para la acción. Me indicó que acomodara yo algunos trebejos y saliera para nuestro trabajo. Me besó en los labios, como lo hacía siempre, un beso rápido con la boca abierta y su lengua entrando apenas y saliendo enseguida tocando ligeramente mis dientes. Entonces me dijo: - No creo que hoy podamos hacer mas que esto, y mañana tampoco, pero entre semana prometo compensarlo. Me dio otro beso igual al anterior y salió de la bodega. Desde luego que la carga de trabajo de ese día, aunada a la multitud que nos rodeaba nos impidió pensar siquiera en otra cosa que no fuera el trabajo. Efectivamente el sábado no hubo la menor oportunidad de un encuentro amoroso, pero inició ella el rejuego de pasar junto a mí y acariciarme mis partes nobles o levantarse la falda para mostrarme sus encantos, sin que lo notaran los ...
    ... demás. En un momento antes de que empezaran a llegar los clientes, me habló junto a la barra, mientras su marido estaba adentro de la misma me dijo: - Quiero que limpies bien aquí debajo Pero mientras lo hacía se agachó mostrándome las tetas, por si dudaba yo que eso era lo que intentaba, todavía jaló hacia abajo su escote y me guiñó un ojo. Al acabar la jornada, para cuando salió el último cliente, yo ya tenía avanzado por lo menos la mitad del trabajo que debía hacer el lunes. Mi patrón no lo notó, pero su esposa sí, sonrió satisfecha y en voz baja me dijo: - El lunes vente mas temprano, mi marido me trae como a las dos de la tarde y se va antes de las tres, procura llegar a esa hora. Si ves que todavía está aquí su carro no te dejes ver hasta que se vaya o hasta que sean las cuatro. El domingo descansábamos, así que ni la pude ver, pero me hice tres puñetas a su salud, recordando los sucesos de la noche memorable. El lunes a las tres de la tarde en punto, me presenté en el bar. Mi amada estaba junto a la puerta, en cuanto entré se echó en mis brazos besándome apasionada. Yo pasé mis manos por encima de su ropa primero y enseguida le levanté la falda por detrás, hasta descubrir sus nalgas, a continuación con la mano derecha empecé a acariciarlas y poco a poco empecé a introducir mi dedo medio en su culito, logrado esto, con mi mano izquierda acaricié sus tetas por debajo de su blusa, mientras nuestras lenguas danzaban juntas su ya acostumbrado baile. Ella procedió a quitarme la ...