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Nos vamos de compras mi madre y yo (y algo más pasó)
Fecha: 25/02/2019, Categorías: Incesto Autor: Aldebaran, Fuente: CuentoRelatos
... oír que gime mi nombre. -Ah, ah, ah, Roberto, gime. ¡Robertoooo! No puedo creerlo, mi madre se está masturbando pensando en mí. Me doy la vuelta, para no oírla, pero sus gemidos me empiezan a excitar. Ya estoy otra vez empalmado y no puedo evitar tocarme yo también. Al final acabamos los dos gimiendo el nombre el otro y casi corriéndonos a la vez. No puedo creer que me haya masturbando pensando en mi madre. Cuando escucho que se ha dormido, me voy al baño y me limpio bien el semen que ha cubierto mi pene y mi tripa. Al día siguiente, me levanto tarde y cuando llego a la cocina, mi madre ya está desayunando. Lleva puesta una bata y debajo esta en ropa interior. Mi hermana pequeña está revoleteando por la cocina y mi madre le dice que se siente ya, que sus tostadas se van a enfriar. Ella le hace caso y se termina el desayuno corriendo. Mi hermana se va al colegio y nos quedamos solos mi madre y yo. Yo ahora mismo no tengo trabajo y nada que hacer. Ella se me queda mirando con cara picara y me pregunta: -¿Qué tal anoche? -Me costó dormirme, hacía mucho calor. -A mí también. La temperatura era muy elevada. Se ríe y se muerde el labio. -¿Y que, te corriste a gusto? En ese momento me quedé sin palabras. -Mamá, que dices de correrme. -Que sí, que sé que te masturbas desde hace años y anoche te escuché hacerlo. Pero que dice, si gemí muy bajito. No pudo oírme. Ahora lo entendía, me calentó en la habitación con los modelitos y luego en la ducha y más tarde en la cama. Bajé la cabeza y ...
... tuve que confesar. -Sí, me corrí a gusto. Muy a gusto. -Espero que no dejaras las sabanas pringosas. -No, mamá. Me limpié bien en el baño. No hay ni rastro de semen en las sabanas. -Así me gusta. Que disfrutes, pero que no seas un cochino. Y diciendo esto se reía. Terminamos de desayunar y recogiendo los platos me dice: -¿Pensaste en mí, cuando....? -Mamá, por favor. Eso no se pregunta. Eres mi madre. Hay cosas que no se pueden tocar. Se acerca a mí y me roza con su pecho izquierdo. -¡Mamá, por dios! -¿Qué pasa? ¿No te gusta? Mi polla estaba poniéndose dura. Ella me mira el paquete y se da cuenta. Me coge de la mano y me lleva a su habitación. Se quita la bata y se queda en sujetador y bragas. -Hazme tuya. Me dice. -¿Estás loca? -¿Sabes? Desde que me separé de tu padre, no he vuelto a probar una polla. El vibrador no me da el mismo placer que un buen rabo. ¿Te apetecería hacerlo con tu madre, eh? Seguro que eres virgen todavía. -Mamá, por favor... Mi rabo estaba a cien. Y ella lo estaba viendo. Se desnudó y se tumbó boca arriba, abriendo sus piernas y mostrándome su chocho. Ella me bajó el pantalón y el calzoncillo, que se enganchó con mi polla tiesa. Por un lado, no quería hacerlo, pero por otro lo estaba deseando. Después de un segundo de duda, no pude más y acabé tumbándome sobre ella. Ella me acogió entre sus piernas. Me dijo que ya no tenía la regla, con lo que podíamos hacerlo sin condón. Cogí mi polla y la coloqué en su entrada. Le metí despacio el glande y luego toda ...