Abril, una muchacha de aldea
Fecha: 26/02/2019,
Categorías:
Lesbianas
Autor: kiko, Fuente: CuentoRelatos
... qué coño venía lo del Evangelio? -Al tuyo, mi primo, el Evangelio, tiene una tralla que no se le dobla antes de que te corras de seis veces para arriba. Es como la de mi abuelo. -¡No! -¿No, qué? -¿Te folló tu abuelo? -¡Que iba a follar! Lo follé yo a él. -¡Jesús! -A ese no te lo recomiendo, después de segundo se queda tieso -Y yo que pensaba que las mozas de aldea se daban a respetar... -Y nos damos, nos damos. A mí cuando alguien de la aldea me llamaba hija puta, cogía una piedra y le abría la cabeza. -¡Qué bruta! -Sí. ¿Verdad? Llamarme hija puta... Si aún no lo fuera... Rosa le dio a la cabeza. Bueno, por lo menos ya sabes que un orgasmo es correrse. -Si. Pero raros sois. A saber cómo le llamáis a tirar la pera. -¿Qué es tirar la pera? -¡¿Y tú fuiste a la escuela?! Tirar la pera es rascarla tú sola hasta que te corres. -Masturbarse. -Pues sí, te turbas más, más y más, hasta que te corres. La dejó a su aire. -¿Cuántas vece llegaste al clímax tirando la pera? -¡Que retorcido es el lenguaje de la ciudad! En la aldea no decimos llegar al clímax. Decimos, el clima está para llegar, aunque a decir verdad, a mí me da igual que llueva o que haga sol, cuando me pica la rasco. Rosa tanteó a Abril. -¿Te comieron alguna vez las clavelinas? Pero bien, bien comidas. -El cerdo de mi vecino. -¿Y? -Y después le corté una oreja con la hoz. -La tetas, mujer, las tetas. -No sería mala idea, pero no tenía, era un cerdo macho. -Quería decir si alguien te comió las tetas bien comidas. -El ...
... Evangelio. -¿Y la margarita? Abril sumó dos y dos. -¿La margarita es el coño? -Sí. ¿Te la comió el Evangelio? -No, me lo comió la Ambrosia. -Un bomboncito. -Eso dijo ella con la boca llena de leche. -Fujo. -Flujía, flujía de su boca a la cama. A Rosa le dio la risa. -¿Quieres qué juguemos tú y yo? -¿A comernos los coños? -Y a tirarnos la pera. -A falta de caldo, buenas son sopas. Abril cerró la puerta de la habitación con llave. Sin besarse ni acariciarse, se desnudaron mutuamente. Rosa estaba buenísima. Tetas tirando a grandes, culo grande, coño peludo... Abril estaba entrada en carnes. Sus tetas eran inmensas e inmensas eran sus negras areolas y sus pezones, su coño parecía una selva negra. Estaban las dos para devorarlas, que era lo que iban a hacer, devorarse entre ellas. Rosa empujó a Abril que se dejó caer boca arriba en la cama. Se echó encima de ella. Se besaron con lengua. Después, Rosa, le besó, lamió y chupó tetas y pezones, para luego meter su cabeza entre las piernas. Abril, al sentir la lengua de Rosa trabajando su coño, comenzó a gemir. Lidia, la dueña de la casa, que iba a hablar con la nueva sirvienta, sintió sus gemidos. Abrió la bata de casa, metió una mano dentro de las bragas y comenzó a masturbarse, Unos diez minutos más tarde le decía Abril a Rosa: -¡Ya! ¡Yaaaa! ¡Yaaaaa! ¡¡¡Me coooorro!!! Abril se corrió en la boca de Rosa, gimiendo y retorciéndose. Lidia, con una mano en la boca, para acallar sus gemidos, se corrió empapado de flujo las bragas. Continuará. Se ...