El recetario de mi abuela
Fecha: 05/09/2017,
Categorías:
Hetero
Fantasías Eróticas
Autor: Ícaro_libre, Fuente: CuentoRelatos
Las cosas no andaban bien con Roberto. No es cuestión que a mí simplemente se ocurra, es que se estaba terminando la química. Parece que el curso de los años, nos estaba pasando la cuenta, aunque eran solo tres, desde que nos casamos. Le he preguntado derechamente si hay alguien más. Él lo niega, y le creo. Siempre he pensado que para tener un amante se necesitan dos cosas: tiempo y dinero. En nuestro caso, trabajamos mucho y ganamos poco, con lo que las posibilidades de engaño, disminuyen. Hemos buscado algunos caminos para revitalizar nuestra relación, sin mucho éxito hasta ahora. Ya alejé un poco a mi madre, fuente indiscutible de conflictos, y estamos dividiendo de manera más justa nuestros gastos. Roberto a su vez trata de trabajar un poco menos, y de ser más cariñoso. Habíamos salido solos, nos habíamos buscado en la cama, pero nada resultaba. Hasta el día en que tomé un viejo recetario que perteneció a mi abuela Guillermina. Un cuaderno de tapa dura, que en su primera página, escrito con una caligrafía preciosa, decía “1958”. Desde aquella época y hasta 1974, según pude concluir, mi abuela anotó de puño y letra, decenas de recetas de todo tipo: ensaladas, carnes, pescados, repostería, etc. Me impresionó, por ejemplo, un menú semanal que tenía pensado por aquellos años, con tres platos fuertes por día; o el detalle para organizar una merienda para, ¡150 niños!, del club deportivo. Llamó mi atención, los calificativos que daba a cada preparación. Por ejemplo, para un ...
... pastel: “Exquisito”. Un pollo al horno: “Muy bueno, probado”. Carne al jugo: “Sabrosísima”. Bombas de chocolate “Muy buenas, a todos les gusta”. Con tanta referencia positiva, pensé en preparar algo de ese recetario para Roberto. Escogí una preparación titulada “Buñuelos de Calabaza”, que tenía la recomendación “¡Buenísimo!”. 500 grs. de Calabaza tierna, 4 huevos de gallina tranquila, 150 grs. de harina de trigo bueno, 150 grs. de azúcar morena, una pizca de sal de mar, Azúcar al gusto, canela en polvo, y aceite de girasol nuevo. Se pela la calabaza, se quitan las semillas y los hilitos y se pone a cocer en agua sin sal. Se escurre con ganas. Una vez que la calabaza esté bien seca, se aplasta con un tenedor para hacerla puré. Se mezcla el puré con los huevos, la harina, el azúcar y la sal. Se bate todo con mucho amor, hasta que esté bien disuelto. Se deja reposar en el refrigerador por 23 minutos y medio Se pone una sartén con el aceite para freírlas. El fuego debe ser alto para que se hagan bien por dentro, pero no tanto, para que no se quemen y no queden aceitosas. Se echan en el aceite porciones de masa ayudándonos de una cuchara de madera cocida. Se les da la vuelta y se van colocando en papel absorbente. Se espolvorean con azúcar y canela y se sirven. Y ya estaban listos. Se veían muy bien, realmente, daban apetito solo de verlos sobre la mesa. En eso llega Roberto: - Hola amor. - Hola Cielo, ¿cómo te fue en el trabajo? - …bien… como siempre en realidad. - ¡Mira lo que ...