1. Venganza


    Fecha: 28/02/2019, Categorías: Dominación Autor: Crusnik, Fuente: SexoSinTabues

    ... concha y sentí su humedad. La tomé en mis brazos y le empecé a comer la boca a besos, mientras la arrinconaba contra la pared empezando con un mete y saca. Luego la tiré en la cama y le hice el coito de una manera salvaje y algo sadomasoquista. Mientras gritaba: “Soy tu perra, haz conmigo lo que quieras”. Luego que me vine, descansamos un poco para posteriormente ponerla en “cuatro”, metí un dedo en su culo y luego la empecé a estimular con movimientos circulares, para luego meter dos dedos. Cuando ya estuvo a punto, le metí mi falo sin miramientos y le rompí el culo. “Este es tu castigo por rechazarme hace tanto” –le dije. Ella lloraba de dolor hasta que le agarró el gusto “Sí, castígame. Soy mala. Soy una perra mala” –decía Liz. Eso me excitó y empecé con una arremetida más rápida y violenta. Para terminar Liz abrió los brazos y cayó de bruces en la cama, sus pechos se aplastaron contra la almohada y su rostro tenía una mueca extraña de placer. Tan cansada estaba que pude empezar con la otra fase de mi plan. Había adquirido un collar para mascotas con shock eléctrico y unas bragas vibradoras. Ambos aparatos tenían controles remotos. Usando el método de comportamiento condicionado de Pavlov reforzaría sus estímulos con premios o castigos. Se despertó con culpa, pero al sentir el collar se asustó. -Ahora eres mía y harás lo que te diga. Y según tu comportamiento recibirás premios o castigos –le dije. -¿De qué estás hablando? –dijo Liz. -No te he dado autorización de que abras ...
    ... la boca –le dije, mientras le daba un pequeño shock eléctrico con el collar. Calló aturdida por el dolor. “Ahora déjame explicarte: Eres mi perra personal y harás lo que yo te diga. Si te portas bien sentirás placer” –Agregué. Sus ojos tenían una expresión de espanto e incredulidad. “Como te has portado bien y has escuchado con atención, aquí tienes tu premio” –Encendí el calzón vibrador, lo cual estimuló su clítoris y minutos después cayó en el climax. “¿Te sientes bien?” le dije de manera sarcástica. “Sí” respondió ella. “Sí, ¿qué?” agregué. “¡Sí amo!” dijo. “Muy bien” y encendí el vibrador para estimular su clítoris. Muchos días la sometí a mis crueles designios. Mi primera orden fue que ande en cuatro patas como la perra que eres. Le puse un tazón con agua y otro con comida en el suelo. La comida tenía una droga afrodisiaca triturada. Por lo que se puso cachonda. Estando en cuatro patas se levantaba y me sobaba con su cabeza las piernas, señal que quería beber de mi falo y luego que la sometiera a una sesión de sexo salvaje, donde ella gritaba como loca y terminaba con el chocho en rojo, pero con una sonrisa en los labios. Para que no sospechara su familia y amigos las fotos que le tomé le dije que las suba día por día en su cuenta de FB. Faltando un día para terminar la dejé libre: Ya fuiste lo suficientemente castigada. Eres libre. Pero ella no se quiso ir (Síndrome de Estocolmo, tal vez). Soy un maldito, lo sé. Lo que hice no tiene perdón… Liz abre la puerta, se quita ...