1. Me ganaron las ganas


    Fecha: 01/03/2019, Categorías: Voyerismo Primera Vez Tabú Autor: Arandirelatos, Fuente: xHamster

    Sí, no me pude contener, lo reconozco. Me da cierta vergüenza pero... pero bueno. Uno es hombre y pues... ya sabes. Por donde quiera te bombardean con ninfetas de ensueño. Encienden y atizan ese particular apetito y, por mucho que uno sea calmado pues termina uno bien deseoso. El cuerpo es cuerpo y la carne es carne.Y la hipocresía de las televisoras no tiene límite: Por un lado te machacan con sermones moralinos del tipo:“no las mires con lascivia, podrían ser tus hijas”, en programas comoLa rosa de la Virgen Lupita; pero, por otro lado, esas mismas televisoras obtienen su mejor rating con telenovelas de chamaquillas colegiales tipoRebeldes, cuya máxima audiencia se debe al morbo de ver chicas colegiales de falditas cortitas metiéndose en líos, y cuya repercusión es justamente crear en su audiencia femenina más joven el gusto e interés por lucir tan sexys como las protagonistas de su telenovela favorita. Por ello las chamacas usan la falda del uniforme cada vez más arriba; claro, quieren lucir como las de la tele.Sin ir más lejos, la Primera Dama de nuestro querido país (respetadísima esposa de nuestro Presidente, por supuesto) protagonizó aquel drama juvenil, en su primera versión, no mucho antes de casarse con el entonces Gobernador del estado Chiapaneco. Y mírala ahora, toda una mujer honorable.Pero bueno, dejemos eso a un lado y te confesaré como se dio todo:Como cada bimestre, acompañaba a mi madre a recoger la despensa que le da el gobierno (ya sabes, la que dan a ...
    ... cambio de votos, no nos hagamos tarugos). Pero me llevé la sorpresa que ya no la estaban entregando donde antes. Según una pequeña cartulina, la sede y el personal responsable habían cambiado.Tras seguir las indicaciones que había leído, di con el nuevo local. Afortunadamente no había gente, y es que por lo general hay que hacer una larga fila. Pues bueno, entré y no vi a nadie. Di unos golpes en una mesilla.De pronto escuché unas risillas desde detrás de varias cajas apiladas y, casi inmediatamente, salió un niño correteado por su hermana (un tanto mayor).Estaban jugando y, sin cortarla del todo, la chamaca me atendió. Me pidió los documentos y se los entregué.Mientras ella buscaba el nombre de mi madre en la lista...“¡puta...!” Que siento como se me va parando la verga. Me sentí avergonzado, con mi mamá allí y todo, pero es que era evidente. Ese uniforme azul, cuya pieza principal (una falda entablillada con peto) no le llegaba ni a las rodillas a la chiquilla, me había puesto a cien en un segundo.No era particularmente bella, puedo confesarlo. Se veía como una escuinclilla de escasos recursos y por tanto un tanto desnutrida. Chamacas más bonitas (que dan muestras de buenos genes y buena alimentación) me han atrapado la mirada por sus bellos rasgos, sin embargo, pues eso; su uniforme. Parecen diseñados para levantar el morbo más que para cualquier otra cosa. Y en aquel contexto ni me lo habría esperado.Mientras ya comenzaba a hacerme fantasías, imaginándomela de cierta manera, ...
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