Hijas del Sol Naciente p3
Fecha: 05/03/2019,
Categorías:
BDSM
Fetichismo
Autor: pepejuxn, Fuente: xHamster
... su sabor era delicioso; con el gusto salado de su piel se mezclaba el aroma dulce de un perfume almizclado que llenaba mis pulmones, y el cual yo respiraba a grandes sorbos. Aquella sublime adoración era para mí en ese momento la mayor gloria que hubiera pensado alcanzar. Infinitamente agradecido a mi ama por aquel premio la besaba con ternura, con pequeños besos, sin ceder ante mi deseo de abandonarme a aquel placer maravilloso. Mientras tanto, las dos amigas charlaban amistosamente.– Tienes un esclavo muy servil. ¿Está contigo todo el día? – dijo Lydia.– Sí. Le única razón de que lo comprara es para que me adorase durante todo el día.– No sé si yo soportaría a un hombre todo el día a mi lado.– ¿Es que tú no tienes un esclavo? ¿Acaso tu madre ya te ha buscado una novia para que te cases y sientes cabeza?Lydia estaba algo sonrojada. En su piel blanca como la nieve, aquel rubor se hacía notar. – No es eso.– ¿Entonces? – Interrogó la princesa.– Me da vergüenza hablar de ello… ya sabes, delante de él.– No te preocupes, no hará nada que yo no le ordene.– Verás yo… desde que era pequeña… – La señorita estaba más ruborizada que nunca, casi alterada; parecía estar escogiendo las palabras exactas. – Al principio creí que era sólo una fantasía. – Aunque seguía cumpliendo mi labor con diligencia, empecé a interesarme por la conversación. – Mi madre dice que disfrutar del sexo es una obligación como mujeres… Ya sabes que en mi país se llega a la mayoría de edad antes… – Tras dudar ...
... unos momentos, la señorita Lydia siguió hablando – cuando cumplí los catorce años mi madre me compró un esclavo. Quería que yo aprendiera rápido, así que me compró uno ya mayor, y experimentado. Durante el primer mes lo usé casi a diario, pero… – La habitación quedó unos momentos en un total silencio. – Juriko, esto es muy embarazoso para mí.Mi señora estaba extrañada por la actitud de su amiga; sin reparar en mí desde hacía un rato, había abandonado su postura desgarbada y se había incorporado en el sillón. – No tengas vergüenza, Lydia, somos amigas desde que éramos niñas. Sabes que puedes contarme cualquier cosa. – Animada por estas palabras, la angelical pelirroja siguió hablando: – yo no disfruté en ninguna de esas ocasiones, Juriko. A pesar de los desvelos de mi esclavo, no llegué a experimentar verdadero placer. Ni siquiera a solas, masturbándome en mi cuarto, conseguí nunca llegar a conocer el verdadero placer. Hasta que un día… – De nuevo el silencio. – La puerta de uno de los cuartos se había atascado, y ninguna de las sirvientas tenía fuerza… así que llamamos a mi esclavo. De un solo empujón la puerta cedió. El verle desnudo, fuerte, violento; me hizo pensar. Yo era una niña de catorce años, y cada noche dominaba a aquel hombre, le inflingía los más duros castigos, a pesar de que era tan fuerte y tan enorme que podría hacer conmigo lo que quisiese. Con aquel pensamiento me fui a la cama aquella noche, pero no pude pegar ojo. En medio de mi vigilia comencé a imaginarlo ...