1. La boca de Berenice


    Fecha: 06/03/2019, Categorías: Primera Vez Masturbación Autor: marcolopezlit, Fuente: xHamster

    Berenice fue la primera novia 'seria' que tuve, si se puede hablar de seriedad entre dos personas que apenas terminan la preparatoria. Teníamos apenas 18 años y la vida por delante. Nuestros cuerpos, ansiosos por aprender, se buscaban a cada oportunidad que se nos presentaba.Por eso mis dedos, casi todo el tiempo, se encontraban pellizcando sus pezones o acariciando su colita mojada.Como ustedes recordarán, ella no fue la primera mujer con la que tuve sexo, pero yo sí fui el primer hombre que la penetró, aunque a ese punto llegaremos en otra ocasión.Nuestra relación fue, desde un principio, bastante apasionada. Nos besamos por primera vez en la pista de baile, donde nuestros cuerpos, por desgracia cubiertos de tela, se acoplaban a la perfección.Después de eso los besos eran lo más inocente que hacíamos en público. Dos semanas después de que nos convertimos en pareja, sus piernas estaban siempre abiertas para mí, aunque la ropa interior no desaparecía.Más o menos por esas fechas tuvimos mi casa sola por primera vez. En aquel entonces yo aún vivía con mis padres y ella también, por lo que se nos dificultaba encontrar un momento para desnudarnos y convertir nuestros cuerpos en vapor y carne caliente.Eran las cuatro de la tarde. Ella llevaba encima una blusa blanca que se ajustaba a sus deliciosos pechos, no llevaba sostén, y pantalones de mezclilla entallados. Los hilos de su tanga se asomaban en su cadera. Ella tenía el cabello negro y caía, ondulado, hasta la mitad de su ...
    ... espalda. Además, una hermosa sonrisa perlada coronaba su rostro, color café con leche.Corrían los primeros meses de septiembre y la temperatura del ambiente había bajado bastante, pero ahí, en mi cuarto, eso no tenía importancia. Lo único que destacaba eran sus pezones, endurecidos por el frío, que buscaban romper su playera. Mis padres, que confiaban en la inocencia de su hijo, subieron para avisarnos que saldrían durante un par de horas, por lo que la casa se quedaría sola.Tan pronto escuchamos el sonido de las puertas que se cerraban y el motor de un coche que se alejaba, nuestros labios se buscaron como imanes.Rápido, mis manos recorrieron su contorno, sobaron sus pezones por encima de su ropa, estrujaron sus nalgas aún enfundadas en los pantalones, acariciaron sus piernas. Sus pechos se estremecían bajo el paso de mis dedos.Diez minutos más tarde, sólo sus calzones quedaban sobre su cuerpo. Yo estaba convencido de que en esa ocasión por fin cogeríamos, pero me equivocaba. Llegado a ese punto intenté arrancar sus pantaletas con un poco de desesperación, pero su mano tímida me detuvo. Aún no, me dijo. Luego se dio media vuelta y puso el culo sobre mi verga, también cubierta por el calzón. Una mancha oscura comenzaba a aparecer en su panti, y los gemidos no tardaron en subir por su garganta.Al principio sólo le acariciaba el coño por encima de la tela, pero mientras más gemía y se retorcía, me di cuenta de que podía empezar a dedearla. Por eso le quité, con mucha delicadeza en ...
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