1. LA HISTÓRIA DE MONTSE FERNANDEZ


    Fecha: 07/03/2019, Categorías: Sexo en Grupo Sexo Duro Voyerismo Autor: reininblack, Fuente: xHamster

    ... por ella, su miembro, todavía hinchado y rígido, presentaba una cabezareluciente a causa de la presión de la sangre y el endurecimiento de los músculos.Tan pronto como la joven Montse Fernández se hubo recuperado del ataque que acabamos dedescribir, inferido por su confesor en las partes más sensibles de su persona, y alzó lacabeza de la posición inclinada en que reposaba, sus ojos volvieron a tropezar con el grantronco que el padre mantenía impúdicamente expuesto.Montse Fernández pudo ver el largo y grueso mástil blanco, y la mata de negros pelos rizados dedonde emergía, oscilando rígidamente hacia arriba, y la cabeza en forma de huevo quesobresalía en el extremo, roja y desnuda, y que parecía invitar el contacto de su mano.Contemplaba aquella gruesa y rígida masa de músculo y carne, e incapaz de resistir latentación la tomó de nuevo entre sus manos.La apretó, la estrujó, y deslizó hacia atrás los pliegues de piel que la cubrían paraobservar la gran nuez que la coronaba. Maravillada, contempló el agujerito que aparecía ensu extremo, y tomándolo con ambas manos lo mantuvo, palpitante, junto a su cara.—¡Oh. padre! ¡Qué cosa tan maravillosa! —exclamó—. ¡Qué grande! ¡ Por favor,padre Ambrosio, decidme cómo debo proceder para aliviar a nuestros santos ministrosreligiosos de esos sentimientos que según usted tanto los inquietan, y que hasta dolor lescausan!El padre Ambrosio estaba demasiado excitado para poder contestar, pero tomando lamano de ella con la suya le enseñó a la ...
    ... inocente muchacha cómo tenía que mover susdedos de atrás y adelante en su enorme objeto.Su placer era intenso, y el de Montse Fernández no parecía ser menor.Siguió frotando el miembro entre las suaves palmas de sus manos, mientrascontemplaba con aire inocente la cara de él. Después le preguntó en voz queda si ello leproporcionaba gran placer, y si por lo tanto tenía qué seguir actuando tal como lo hacía.Entretanto, el gran pene del padre Ambrosio engordaba y crecía todavía más porefecto del excitante cosquilleo al que lo sometía la jovencita.—Espera un momento. Si sigues frotándolo de esta manera me voy a venir —dijo porlo bajo—. Será mejor retardarlo todavía un poco.—¿Se vendrá, padrecito? —inquirió Montse Fernández ávidamente—. ¿Qué quiere decir eso?—¡Ah, mi dulce niña, tan adorable por tu belleza como por tu inocencia! ¡Cuándivinamente llevas a cabo tu excelsa misión! —exclamó Ambrosio, encantado de abusar dela evidente inexperiencia de su joven penitente, y de poder así envilecería—. Venirsesignifica completar el acto por medio del cual se disfruta en su totalidad del placer venéreoy supone el escape de una gran cantidad de fluido blanco y espeso del interior de la cosaque sostienes entre tus manos, y que al ser expelido proporciona igual placer al que laarroja que a la persona que, en el modo que sea, la recibe.Montse Fernández recordó a Carlos y su éxtasis, y entendió enseguida a lo que el padre se refería.—¿Y este derrame le proporcionaría alivio, padre? 17 de 107—Claro que ...
«12...141516...198»