1. LA HISTÓRIA DE MONTSE FERNANDEZ


    Fecha: 07/03/2019, Categorías: Sexo en Grupo Sexo Duro Voyerismo Autor: reininblack, Fuente: xHamster

    ... cabeza a sus rosados labios, y la 18 de 107introdujo hasta donde le fue posible, con la esperanza de provocar con sus toques y con lassuaves caricias de su lengua la deliciosa eyaculación que debía sobrevenir.Esto era más de lo que el santo varón había esperado, ya que nunca supuso que iba aencontrar una discípula tan bien dispuesta para el irregular ataque que había propuesto.Despertadas al máximo sus sensaciones por el delicioso cosquilleo de que era objeto, sedisponía a inundar la boca y la garganta de la muchachita con el flujo de su poderosadescarga.Ambrosio comenzó a sentir que no tardaría en venirse, con lo que iba a terminar suplacer.Era uno de esos seres excepcionales, cuya abundante eyaculación seminal es muchomayor que la de los individuos normales. No sólo estaba dotado del singular don de poderrepetir el acto venéreo con intervalos cortos, sino que la cantidad con que terminaba suplacer era tan tremenda como desusada. La superabundancia parecía estar en relación conla proporción con que hubieran sido despertadas sus pasiones a****les, y cuando susdeseos libidinosos habían sido prolongados e intensos, sus emisiones de semen lo eranigualmente.Fue en estas circunstancias que la dulce Montse Fernández había emprendido la tarea de dejarescapar los contenidos torrentes de lujuria de aquel hombre. Iba a ser su dulce boca lareceptora de los espesos y viscosos torrentes que hasta el momento no habíaexperimentado, e ignorante como se encontraba de los resultados del alivio ...
    ... que tan ansiosaestaba de administrar, la hermosa doncella deseaba la consumación de su labor, y elderrame de leche del que le había hablado el buen padre.El exuberante miembro engrosaba y se enardecía cada vez más, a medida que losexcitantes labios de Montse Fernández apresaban su anchurosa cabeza y su lengua jugueteaba en tornoal pequeño orificio. Sus blancas manos lo privaban de su dúctil piel, o cosquilleabanalternativamente su extremo inferior.Dos veces retiró Ambrosio la cabeza de su miembro de los rosados labios de lamuchacha, incapaz ya de aguantar los deseos de venirse al delicioso contacto de losmismos.Al fin Montse Fernández, impaciente por el retraso, y habiendo al parecer alcanzado un máximode perfección en su técnica, presionó con mayor energía que antes el tieso dardo.Instantáneamente se produjo un envaramiento en las extremidades del buen padre.Sus piernas se abrieron ampliamente a ambos lados de su penitente. Sus manos seagarraron convulsivamente del cojín. Su cuerpo se proyectó hacia delante y se enderezó.—¡Dios santo! ¡Me voy a venir! —exclamó al tiempo que con los labiosentreabiertos y los ojos vidriosos lanzaba una última mirada a su inocente víctima. Despuésse estremeció profundamente, y entre lamentos y entrecortados gritos histéricos su pene,por efecto de la provocación de la jovencita, comenzó a expeler torrentes de espeso yviscoso fluido. 19 de 107Montse Fernández, comprendiendo por los chorros que uno tras otro inundaban su boca yresbalaban garganta ...
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