LA HISTÓRIA DE MONTSE FERNANDEZ
Fecha: 07/03/2019,
Categorías:
Sexo en Grupo
Sexo Duro
Voyerismo
Autor: reininblack, Fuente: xHamster
... lubricada por elsemen del señor Delmont, no era una funda cómoda para el gigantesco pene que laamenazaba ahora.Ambrosio proseguía sus esfuerzos, y el señor Delmont sólo podía ver, mientras lz~figura del cura se retorcía sobre el cuerpo de su hijita, una ondulante masa negra y sedosa.Con sobrada experiencia para verse obstaculizado durante mucho rato, Ambrosio ibaganando terreno, y era también lo bastante dueño de sí para no dejarse arrastrar demasiadopronto por el placer, venció toda oposición, y un grito desgarrador de Julia anunció lapenetración del inmenso ariete.Grito tras grito se fueron sucediendo hasta que Ambrosio, al fin firmemente enterradoen el interior de la jovencita, advirtió que no podía ahondar más, y comenzó los deliciososmovimientos de bombeo que habían de poner término a su placer, a la vez que a la torturade su víctima.Entretanto Verbouc, cuya lujuria había despertado con violencia a la vista de laescena entre el señor Delmont y su hija, y la que subsecuentemente protagonizaron aquelinsensato hombre y su sobrina, corrió hacia Montse Fernández y, apartándola del abrazo en que la teníasu desdichado amigo, le abrió de inmediato las piernas, dirigió una mirada a su orificio, yde un solo empujón hundió su pene en su cuerpo, para disfrutar de las más intensasemociones, en una vulva ya bien lubricada por la abundancia de semen que había recibido.Ambas parejas estaban en aquel momento entregadas a su delirante copulación, en unsilencio sólo alterado por los ...
... quejidos de la semiconsciente Julia, el estertor de larespiración del bárbaro Ambrosio, y los gemidos y sollozos del señor Verbouc.La carrera se hizo más rápida y deliciosa. Ambrosio, que a la fuerza había adentradoen la estrecha rendija de la jovencita su gigantesco pene, hasta la mata de pelos negros yrizados que cubrían su raíz, estaba lívido de lujuria. Empujaba. impelía y embestía con lafuerza de un toro, y de no haber sido porque al fin la naturaleza la favoreció llevando suéxtasis a su culminación, hubiera sucumbido a los efectos de tan tremenda excitación, para 87 de 107caer presa de un ataque que probablemente hubiera imposibilitado para siempre larepetición de una escena semejante.Un fuerte grito se escapó de la garganta de Ambrosio. Verbouc sabía bien lo que ellorepresentaba: se estaba viniendo. Su éxtasis sirvió para apresurar a la otra pareja, y unaullido de lujuria llenó el ámbito mientras los dos monstruos inundaban a sus víctimas delíquido seminal. Pero no bastó una, sino que fueron precisas tres descargas de la prolíficaesencia del cura en la matriz de la tierna joven, para que se apaciguara la fiebre de deseoque había hecho presa de él.Decir simplemente que Ambrosio había descargado, no daría una idea real de loshechos. Lo que en realidad hizo fue arrojar verdaderos borbotones de semen en el interiorde Julia, en espesos y fuertes chorros, al tiempo que no cesaba de lanzar gemidos de éxtasiscada vez que una de aquellas viscosas inyecciones corría a lo largo de su ...