En el teatro
Fecha: 09/03/2019,
Categorías:
Gays
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
Todo comenzo con roberto La primera experiencia que tuve fue muy bonita, excitante y me proporcionó un gran, gran placer… Y esa será la que pase a relatar, la cual ocurrió no hace mucho, en abril, pues yo cumplo los años en julio. Durante varios meses en el instituto habíamos empezado a preparar una obra de teatro, muy divertida, en la que yo protagonizaba a un capitán pirata. En el reparto estábamos cuatro chicas y cuatro chicos, y uno de ellos era Roberto. Roberto tenía 16 años, le gusta el rap y en la obra salía como bailarín de rap. Le gusta hacer tatuajes e ir de excursión en bici por el campo como más tarde fui descubriendo. El caso es que un día, en el Teatro Principal, a Roberto, Ernesto y a mí nos dieron plantón, pues era viernes, día de ensayo, pero llamó al móvil Julio, el profesor de Educación física, el cual se encargaba de los ensayos, diciendo que ese día tenía una reunión en el instituto, y que si no nos importaba mañana por la mañana acudiésemos al Teatro porque esa tarde le era imposible ir. Un poco decepcionados, aceptamos, y cuando Ernesto se iba Roberto propuso que practicásemos por nuestra cuenta, pues entre bambalinas podíamos estar. Ernesto no se animó, y se despidió hasta el día siguiente, pero Roberto y yo sí que nos metimos. Allí ni siquiera empezamos a actuar, pues me dijo que si me hacía un tatuaje con tinta china, y le dije que perfecto. Fue entonces cuando empezó lo que para mí fue más excitante. Me quité la camiseta, y cuando Rober me ...
... cogió el brazo, empezó diciendo que vaya músculos, que como se notaba que hacía pesas. En realidad yo tan solo hacía pesas y exiones día sí día no, ese era todo el ejercicio que hacía, pero se me notaba en los brazos. Empezó pues ha hacerme el tatuaje, un dragón que estaba chulísimo. Terminó pronto, y como era pequeño me propuso hacerme uno en la espalda. Mientras lo hacía, y como con ese tardaba más, había veces que descansaba, que me hacía cosquillas, y me tocaba el culo de broma, dicienco “ay, que te voy a dar, mamón, estate quieto”. Al cabo de unos minutos más, estuvo terminado, y le pregunté si él tenía alguno. Me dijo que sí, y que como no había nadie más me podía enseñar uno que tenía en el culo. Fue cuando me di cuenta de que Rober era en realidad bastante guepo… Sí, era bastante atractivo. Se quitó la camiseta y vi que el también hacía pesas, no se notaba mucho, pero era ancho de hombros. Era moreno y completamente lampiño el pecho. Y siempre con esa sonrisa… Mientras se desabotonaba los vaqueros para mi sonrojo, empezó a soltarse y a decirme cosas que a mí personalmente me ponen, como por ejemplo comentar que tenía ya bastantes pelillos en el ombligo, que entonces tendría que tener un cipote peludo, que tendría el culo peludo también… Yo ¿Te lo afeitas? Yo no, y mira, me gusta más el y lanzado yo me bajé la parte de atrás de los €“y nos Pero aun en la penumbra, a Rober se le distinguía su cipote. Estaba medio erecto. Tío, Rober, súbete los pantalones ya. ¿Por qué? ...