1. Viva el fútbol


    Fecha: 10/03/2019, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Viva el futbol Ya ha pasado un tiempo desde que sucedió esta aventura pero es ahora cuando me atrevo a contarla. Los nombres son ficticios por si las moscas alguien liga cabos. Hace unos veranos, cuando el mundial de fútbol (creo que fue Corea) juntó a los aficionados a este deporte delante de las pantallas. Vinieron a visitarme a mi casa un par de amigos con sus respectivas parejas. Vivo en la Costa Brava y tengo un duplex con una terraza fantástica. Mis dos amigos de la adolescencia hacia tiempo que no los veía. Juan y Jorge, dos viejos amigos que no veía desde que me fui de Barcelona. Juan era vendedor de seguros, un poco fanfarrón pero buen tipo cuando lo conocías, y su mujer Laura me dejo pasmado cuando la vi por que era una preciosidad morena de ojos negros. Jorge era encargado de fabrica, un poco cortito pero un tipo divertido, su mujer Natalia una pelirroja con morbo y con un trasero que quitaba el hipo. Salíamos los cinco de juerga cada noche y se me notaba que lo les quitaba el ojo a las mujeres, yo pasaba mas hambre que un maestro de escuela, pero intentaba aliviarme por la noche a base de pajas pensando en esas dos mujeres que corrían por mi casa. Laura era mas calladita y mas modosita, por lo que empecé a fantasear con follarme a Natalia que tenia mas cara de viciosa, pero a medida que las conocía me daba cuenta que la pelirroja era un incordio y una estrecha, una calienta braguetas en definitiva, incluso Jorge, su marido parecía hastiado de tanto culo y tan ...
    ... mala leche. La mañana de autos había un partido entre España y algún otro país ( a mi el fútbol nunca me ha gustado), por lo que estaba leyendo un libro en la terraza y los dos hombres se colocaron delante de la tele. Ellas vinieron de comprarse ropa y se estiraron al lado a tomar el sol. Cuando levante la vista casi me da un mareo. Tenia dos culos perfectos a la vista a menos de 1 metro. Perdí por completo el hilo del libro y empecé a buscar un rincón para descargarme con una buena paja. Pero me fue imposible por los gritos de esos dos tarugos ( y lo digo así por que en aquel momento tuve ganas de que se fueran todos, por que no podía follarmelas ni estar tranquilo en casa) El partido seguía y ellas me pidieron que las pusiese crema en la espalda. La pelirroja, como era un poco maniática, dijo que no quería por que se estaba haciendo un tratamiento de no se qué y que se iba a duchar. Así que me quede solo en la terraza con Laura a la que empecé a embadurnar de crema la espalda, intentando pensar en el ministro de Hacienda para evitar una erección. Su tanga pedía a gritos un poco de crema pero a mi de daba vergüenza tocarle el culo sin avisar, pero fue ella quien me dijo que solo en la espalda no podía tomar el sol. Yo, que quería fundirme pase a los pies y las piernas pero ella insistió que no tuviese vergüenza, así que abrí las dos manos y gocé el tacto de esa maravilla de la naturaleza. Mi fisiología me traicionó y sufrí una erección que no podía ocultar con las bermudas ...
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