La bicicleta
Fecha: 26/10/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: afranlecuesta1, Fuente: CuentoRelatos
... abrirlos estaba frente a mí con una sonrisa que iluminaba su cara nos besamos y nos acariciamos. Cogí el gel y me dispuse a frotar el cuerpo de Elena, más que a frotar a acariciar su cuerpo, la giré y vi su nalga magullada la cual me agaché para besarla. Elena repitió la acción conmigo. Enjabonó mi cuerpo y se frotaba contra él mientras nos besábamos. Mis manos bajaron por su espalda buscando su culo y deslizando un dedo por su raja buscando su vagina lo introduje, ya que Elena estaba mojada entró sin problemas provocando un pequeño gemido ahogado por nuestros besos. Ella restregaba mi polla por su sexo provocándome un placer que iba en aumento entonces Elena cerró el grifo y me ofreció una toalla -Prefiero la cama, ya he tenido un accidente esta mañana y no tengo ganas de partirme la crisma -No, la cama no -le dije- Ya has probado hoy un sitio nuevo, ahora vamos a probar otro donde no te tengas que preocupar de ningún accidente. Y cogiéndola de la mano la llevé al sofá donde la senté primero y luego la tumbé. Mis manos y mi boca recorrieron su cuerpo sin dejar un resquicio sin cubrir, desde su frente hasta su vagina mientras Elena gemía. Sujeté sus manos por encima de su cabeza y tiré varios cojines al suelo. Ella me apartó y me obligó a ser yo quien se tumbase ahora y comenzó a recorrer mi cuerpo. Se colocó entre mis piernas y puso mi polla tiesa entre sus pechos y comenzó a pajearlos mientras ...
... se los apretaba, la punta de su lengua intentaba meterse por el orificio de mi polla excitándome sobremanera. Como estaba a punto de correrme me senté en el sofá, le levanté su cara y la besé mientras mis dedos se enredaban en su pelo rubio y me atemperaba un poco. Al incorporarme para besarla Elena se puso a horcajadas sobre mí y con su mano firme asió mi polla y la fue introduciendo en su sexo. Elena subía y bajaba retorciéndose sobre mi polla tiesa hasta que quedó empalada. Nuestras manos no paraban de tocarnos el uno al otro, nuestras bocas buscaban piel cuando no estaban en contacto con los labios. Gemíamos al oído del otro, mordíamos nuestras orejas. -El mejor día de mi vida, decía Elena. Me gusta, por favor continua a tu ritmo, haz que sea inacabable el momento, he perdido el número de veces que me he corrido hoy Volví a tumbarla en el sofá. -El sitio tampoco está mal, la compañía lo mejor -No seas pelota, me dijo entre risas y bésame -Me corro otra vez me corro no me lo puedo creer, pero me corroo, comenzó a decir entre jadeos Por favor córrete tú en mis pechos, si en mis pechos Y así lo hice, ella se cogió sus tetas y yo dirigí mi polla hacia ellos echando mi leche sobre sus pezones rosados. El día fue para recordar. Elena me dijo que le gustaría volver a verme y la invité a cenar, teníamos que programar una nueva ruta en bici y visitar lugares como la cocina, el baño o la mesa del comedor.