La sumisa mujer de su mejor amigo - Relatos Eróticos

La sumisa mujer de su mejor amigo

... muchas transparencias.-Creo que es de tu medida.- Si, creo que me vale.- Dijo un poco roja de vergüenza.- Nunca me hepuesto un tanga.- Ya veras. Dejame que te lo compre.Tras comprárselo, eligió una falda con mucho vuelo y una blusa ajustada,ambas muy coloridas. Eligió unos zapatos muy bonitos de tacón. Casi laforzó a entrar en el vestuario para que se lo probara.Tras un buen rato, Vanesa asomo la cabeza por la puerta.- Me da vergüenza salir así.- ¿Te lo has probado todo?- Si- El conjunto interior también?- Vio que ella afirmaba y pregunto.- ¿no tegusta como te sientes?- Si, pero es que nunca me había visto así, no parezco yo. Me da vergüenzasalir.Entre semana y por la mañana, la tienda estaba vacía, pero entendía queVanesa se sintiera muy insegura, el cambio de ropa era enorme.- Quieres que entre?- Si, por favor.Entro en el vestuario y se quedo helado. Estaba espectacular. Vanesa eraguapísima. Se había recogido el pelo en una coleta para estar mas cómoda, ypodía verse todo su sensual cuello desde las orejas hasta llegar al pecho.Por debajo de la falda mostraba unas piernas preciosas terminadas en unculo bonito y gracioso.- Joder, estas increíble.- De verdad?- Completamente irresistible.- No se, nunca me había puesto nada así, no creo que tenga cuerpo para esto.- Pero ya ves que te queda genial. - Se le estaba poniendo dura allí losdos solos.- Y el conjunto, ¿puedo verlo?Sin dudarlo ella se quito la blusa, mostrando le el precioso sujetadornegro que le había comprado.- ...

... Increíble ¿Y la parte de abajo?- dijo ya envalentonadoElla bajo su falda lentamente, como desconfiada, pero aun así lo hizo condecisión.- La madre, que cuerpazo.- Se acerco y la cogió de la cintura.- Aunque noeste de acuerdo, entiendo porque tu marido quiere que te tapes.A través del espejo podía ver el trasero de Vanesa, doblemente sensualgracias al tanga que le había comprado. Bajo las manos y acaricio suscaderas. Sabia que Vanesa se dejaría, ahora lo veía claro, cuando tenias suconfianza podías hacer lo que quisieras con ella. Acaricio suavemente suculo.- Le das a cualquiera unas ganas tremendas de estar contigo. No sabes lasganas que tengo de hacértelo aquí mismo.Ella lo miro sonriente, encogiéndose de hombros. No daba su consentimiento,pero tampoco lo rechazaba. Así era ella. Pendiente de la decisión delhombre.- Pero sabes, creo que por el bien de los dos, no debería hacer nada que nome pidieras. ¿que te gustaría hacer?Ella miro hacia otro lado. Dejo que la siguiera acariciando mientras sepensaba la respuesta.- No soy buena para esto, yo me dejo hacer.- Si, pero ahora quiero que hable tu deseo.- mmmmm. Nunca me lo han comido.No necesitaba más. Se la acerco, la abrazó y le dio un tremendo beso en laboca. Luego bajo hasta besar sus pezones y continuo bajando hasta colocarseentre sus muslos.Allí mismo, en aquel probador, Vanesa tubo su primer orgasmo provocado porun oral. Julio se lo comió de forma pausada, triplemente excitado, porquien era, por lo que estaban haciendo, y por los ...