Historia del Chip 013 - Adaptación - Daphne 005
Fecha: 26/03/2019,
Categorías:
Grandes Relatos,
Dominación
Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos
... desnuda de la espalda en los omóplatos, como si quisiera complementar la explicación. —Es ajustado de por sí. Y cuando se moje más pues se encogerá un tres o un cinco por ciento. No lo sé exactamente. Te queda muy bien. Daphne no quería ser una hipócrita, pero sabía lo que Jennifer quería escuchar. —Siempre he querido tener algo así. ¿Realza mi culo y mis piernas? — preguntó sabiendo la respuesta. —Sí, te queda perfecto. Quizás lo notes más apretado por la cintura. Allí encogerá un veinte por ciento—. le comentó Jennifer. —Te ira bien para la barriga. Daphne no tenía nada de barriga y ya sentía el bañador lo bastante apretado. A medida que iba andando el ínfimo cordón que tenía entre las piernas le resultaba más pequeño y molesto. Cada vez le dolían más partes de su cuerpo. Al menos caminaban, lo que a estas alturas le sentía como gloria para sus pies siempre ardiendo. El comedor estaba lleno y Jennifer la dejó haciendo cola. Eso suponía culo al aire, piernas expuestas y el ciclo treinta-quince lo que elevaba más todavía las nalgas. La cosa fue rápida y cogió todo lo que le habían pedido. La chica, quizás todavía más guapa que la del día anterior, si acaso era posible, la reconoció. —Tú debes ser H4. Encantada de conocerte. Supongo que esto es para ti—. Colocó una fuente de fruta, dos tostadas con una minúscula porción de mantequilla y unos frutos secos. —El café te lo serviré en la mesa para que te lo puedas tomar caliente. Daphne le dio la mejor de sus sonrisas, la ...
... procesión iba por dentro. Se hubiera comido un venado entero. Para colmo, saber lo que comería Jennifer todavía la molestaba más. Dos tostadas con queso cremoso, otras dos con mantequilla y mermelada. Muesli. Un zumo de naranja y un café americano. Llevó la bandeja a la mesa de Jennifer que estaba llena, así que sacó las cosas de A1. Recordó que debía estar alerta. En este caso, supuso que querría le dejase todo bien colocado. Aplicadamente depositó cada plato con esmero, envidiando lo que no se le permitía comer. Se llevó su bandeja a una mesa que tenía una chica y un chico algo acaramelados, esperando que no se molestasen demasiado. El chico se levantó amablemente para ayudarla. Daphne agradeció el gesto de corazón y se sentó ofreciéndole su mejor sonrisa y sus ojos más alegres y chispeantes. El cordel entre las piernas notó el cambio de postura. Cerró los muslos, lo que casi ayudaba a observarlos mejor. La chica no fue tan efusiva, pero le sonrió de vuelta. Fue entonces cuando Daphne notó que llevaba un bañador como el suyo. Se notaba que estaba más cómoda con él. Debía tener más costumbre o acaso no se ajustaba tanto, pero Daphne sintió que el chico debía estar muy contento de tener los dos pares de piernas más las caderas y el culo de ambas enteramente disponibles. O acaso le frustraba el hecho de que sentadas no podían exhibirse con igual detenimiento. —Gracias, me llamo Daphne—. Sólo ante el silencio recordó que faltaba algo. —Daphne, H4. Su humillación fue mucho mayor al ...